SEMINARIO

CÓRDOBA ARQUEOLÓGICA

 

 

 

 

Actividades - Año 2003

 

Ildefonso Robledo Casanova

 

 

 

 

 

 

Canteras romanas de Peñatejada

 

Finalizado el recorrido por la Loma de los Escalones, los miembros del Seminario, dirigidos ahora por el arqueólogo Fernando Penco Valenzuela, nos desplazamos a las inmediaciones del restaurante Las Cuevas, en Peñatejada, para visitar unas excepcionales canteras romanas. Su magnífico estado de conservación y la vistosidad de sus salas sorprendieron a todos los asistentes.

 

Seguidamente publicamos una colaboración que Fernando Penco, a quién agradecemos su amabilidad, nos ha aportado. A ella nos remitimos.

 

 

 

La cantera romana de Peñatejada:

un yacimiento excepcional en Córdoba

Fernando Penco Valenzuela

 

Vitrubio escribió sobre las canteras de roca blanda que eran fáciles de trabajar y aconsejó extraer la piedra durante el estío y exponerla a la intemperie al menos dos años antes de llevarla a pie de obra, para que se desprendiera de la humedad y se desechara aquella que no resistiese al exterior (Vitrubio II,7).

 

Situada a unos 2,700 kms. al noreste de la ciudad de Córdoba, para llegar a esta excepcional cantera de origen romano, hemos de tomar la Nacional 432 y desviarnos en dirección hacia el camino del Santuario de Linares. El yacimiento ocupa la Hoja 923 IV del Mapa Topográfico deAndalucía 1/10.000 del Instituto de Cartografía de Andalucia, entre las coordenadas 345985 X y 4198848 Y.

 

Actualmente, la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía y la Oficina de Arqueología de la Gerencia de Urbanismo gestionan su protección a fin de solicitar un expediente en el que sea declarado Bien de Interés Cultural (B.I.C.), imprescindible para garantizar su inmediata protección y darle un correcto uso al yacimiento.

 

Pocas cosas sabemos aún sobre Peñatejada; la imposibilidad hasta la fecha de llevar a cabo una intervención facultativa mediante metodología arqueológica en la cantera no nos permite llegar a conclusiones firmes en aspectos tan fundamentales como la forma en que se explotó, quienes más aparte de los romanos se aprovecharon de ella, durante cuanto tiempo se le dio uso, que monumentos de la ciudad fueron levantados con la calcarenita miocénica de Peñatejada, por qué se escogió este filón y no otros, o qué sistema de explotación emplearon los canteros que de ella se beneficiaron durante siglos.

 

Solo una intervención seria e interdisciplinar en el yacimiento podrá sacarnos de las innumerables dudas que, afortunadamente, se nos plantean a los investigadores. Las continuadas visitas a Peñatejada, todas ellas a petición de la titularidad de los terrenos, que nos encargó un estudio de carácter preliminar en el que se pudiese establecer un primer diagnóstico sobre la cantera, hicieron que quien suscribe se acercase hasta allí en repetidas ocasiones acompañado de colegas de oficio, canteros, químicos, geólogos, paleontólogos e ingenieros de minas. Fruto de estas visitas, salía una primera publicación de alcance científico en la revista número 14 de Antiqvitas, en la que se desarrollan y argumentan, dentro de nuestras limitaciones, los resultados de estos estudios preliminares que, en parte, pretenden dar respuesta a algunas de las cuestiones que la cantera plantea. No obstante, todos los razonamientos que se desarrollan habrán de corroborarse o no una vez que se intervenga en el yacimiento.

 

Se sabe que los obreros que levantaron el Tetrápilo de la Pirámide del Circo de Viena o la Puerta Negra de Tréveris, extrajeron los bloques toscos de las canteras más próximas, los acarrearon con animales de carga hasta pie de obra y terminaron de escuadrarlos bajo los edificios en construcción. Si se observan detenidamente los frentes de masa de Peñatejada se verá que en el interior de las galerías y fosas de la explotación se usaron herramientas de extracción (fossaria-dalabria, cunei, mallei y punteros) sin apreciarse, al menos de momento, ninguna relacionada con el acabado de la piedra (serra, gradinas, boca hacha o scalprum), por lo que parece que los antiguos canteros de Peñatejada realizaron a pie de explotación trabajos relacionados con la extracción y un primer desbaste de los carretales y que éstos debieron llegar a la Colonia Patricia Corduba a través de la vía que unía nuestra capital con Emérita Augusta.

 

El sistema de explotación que se llevó a cabo en la cantera fue el método de sostenimiento natural con el uso de enormes pilares desbastados como sostén del elemento horizontal (sin duda, obra romana) y la explotación en caja de las fossae o galerías de la cantera, para evitar derrumbes. No descartamos que en algunas zonas se hubiesen empleado elementos de sostenimiento artificial, hecho que ha de comprobarse mediante una excavación.

 

A estas canteras subterráneas se les conoce como del tipo fossae: explotaciones en galerías con grandes salas para un mayor beneficio de la masa rocosa que, si bien más costosas, fueron frecuentes en toda la cuenca del Mediterráneo habiendo sobrevivido hasta hoy algunos ejemplos italianos como las de toba de Grotta Oscura, el Aniene o Cappellaccio, en la región del Latium, aunque ninguna de ellas en un estado de conservación tan excelente como el ejemplo cordobés.

 

Peñatejada, a juzgar por nuestro estudio, parece ser que tuvo distintas fases de explotación. Al menos, esto debió de ocurrir en la gran sala de acceso a la cantera y en sus galerías más próximas. Allí observamos unos módulos distintos tanto en las herramientas extractivas que se emplearon, como en los carretales extraídos, sin duda más pequeños que los que pensamos pertenecen a la época romana y de los que se podrían escuadrar sillares de 0,70 x 0,70 x 0,18 ó 0,15, medidas frecuentes en muros y cimientos excavados en yacimientos arqueológicos de Córdoba que se han fechado en estratigrafía Hispanomusulmana. El motivo por el que siglos antes los romanos decidieron beneficiarse de esta formación miocénica quizás se debió a la presencia de la ya citada vía Corduba-Emerita Augusta, que quedaría unida a la explotación mediante un camino secundario.

 

Dos mil años más tarde, este entorno es conocido como Las Cuevas Romanas y, en sus inmediaciones, se levanta un restaurante de piedra regentado por Manuel. La propietaria de la Hacienda es doña Josefa Cabello.

 

Volviendo a los primeros momentos de explotación de la cantera, su frente se excavó en sentido norte-sur, sorprendiendo hoy a estudiosos y neófitos sus escalofriantes dimensiones y su envidiable estado de conservación. Todavía por descubrir, Peñatejada es como un gigantesco queso de Grullerè oculto bajo los olivos de un cerro que los lugareños llaman del Aulagar, en el que se hace imprescindible adoptar las medidas legales necesarias para que el monumento, sin duda extraordinario, goce de la protección que se merece.