ASOCIACIÓN 

ARTE, ARQUEOLOGÍA E HISTORIA

DE CÓRDOBA

 

 

 

 

 

ACTIVIDADES REALIZADAS EN 2006

 

 

 

Texto:

Juan Gutiérrez García

 

Fotografías:

Ildefonso Robledo Casanova

 

 

 

 

 

Eclosión de vida en las inmediaciones de la Laguna de Zoñar, Aguilar de la Frontera

 

 

Asamblea General Ordinaria 

Son las siete de la tarde del frío y lluvioso 27 de enero de 2.006. Y, no obstante, aunque en segunda convocatoria, los asociados en número superior a la mitad más uno, asisten a esta Asamblea donde se hace repaso de lo acontecido durante el año 2.005 y se formulan las propuestas que la Junta de gobierno piensa llevar a cabo durante el 2.006.

            Se relata la memoria de actividades 05, se presentan las cuentas 05, se formula el presupuesto 2006, se somete a  la Asamblea la gestión de la Junta de Gobierno y, tras ser todo aprobado por los asociados, como corresponde, y responder a todas las preguntas que tienen a bien hacerle a los responsables de las distintas áreas de gestión, la Asamblea General termina a las 19, horas 35 minutos en un ambiente tranquilo y cálido, desafiando, tal vez, a lo frío y lluvioso del entorno.

 

 

Presentación de la Revista - 27 enero 2.006 

El Salón de Plenos de la Diputación Provincial es, una vez más, un bonito marco para la presentación de uno de los frutos más preciados de la Asociación: La Revista anual, que esta vez tiene más de 300 páginas, gracias a la voluntad de los numerosos colaboradores, que cada año son más,  dada la calidad de nuestra publicación, pensamos nosotros.

            El acto comenzó con unas palabras de nuestra anfitriona, la Sra. Claudia Zafra, Vicepresidente segunda de la Excma. Diputación, quien valoró muy positivamente la confección material y el contenido intelectual de la  Revista.

A continuación, el Sr. Presidente de la Asociación ponderó también cómo la Revista, uno de los cuatro pilares de la Asociación, se va nutriendo de las aportaciones de socios, corresponsales y científicos quienes aquí encuentran un valioso foro para dar a conocer sus hallazgos, teorías e, incluso, reivindicaciones bien formuladas y fundamentadas.

Por último, el Sr. Robledo, director de la Revista, hizo una sucinta, pero bien formulada, exposición de cada uno de los trabajos que contiene la edición 2.006, para procederse, al fin, a  hacer entrega de su ejemplar correspondiente a cada uno de los asistentes, antes de tomarnos una copita, en un ambiente relajado y de camaradería, que tanto contribuye a mantener la armonía en el seno de esta Asociación que comienza su decimocuarta andadura anual.

 

 

La Basílica de San Vicente 

            El 3 de febrero de 2.006, a las 18 horas, en el Salón de actos del Museo Diocesano, Don Pedro Marfil Ruiz, objetividad y cientificidad personalizadas, ofrece a la Asociación  los resultados de sus investigaciones realizadas en la Catedral – Mezquita de Córdoba, alrededor de la Basílica de S. Vicente.

            Durante dos horas, aproximadamente, la atención de los asociados estuvo centrada en la palabra de Don Pedro; ni se tose, ni se levanta nadie, ni nadie tiene prisa porque aquello termine: premio merecido por quien habla porque sabe, convence porque conoce.

            El 4, a las 11 de su mañana, más de 50 personas nos congregamos de nuevo alrededor de la Puerta de las Palmas, a la voz de nuestro “·almuédano” particular para girar una visita “in situ” alrededor de lo que don Pedro nos dio a conocer con sus palabras e imágenes el día anterior, que Vd. puede leer en la Revista que tiene en sus manos.

            Vigas de unos 6 metros de longitud,  talladas y decoradas con elementos típicos del arte musulmán, algunas del S. X, de pino de Cazorla, cuya fosilización pareciera símbolo de lo rocoso de la “piedra y sobre esta piedra levantaré mi Iglesia”. Aljibe – osario que ayer limpiaba los cuerpos antes de entrar en la Mezquita y luego fue depósito de lo terrenal de quienes ya han conocido lo trascendente. Alminar de

            Alminar de Hisham I  desde el que se nos indica el camino a segur. Excavación de S. Vicente con su mosaico del S. VI al modo del IV. Puerta de los visires (San Esteban) o de “las mujeres” en un primer momento? Coronada por fuera para darle la pátina del poder. Puerta de San Miguel o del sabat con su pasadizo hasta el mihrab para el califa ¿qué teme al pueblo?, .... Columnas, materiales,.., reutilizados para que el referente no se pierda. Y detalles que el profano no puede ni sospechar. Y el monumento que sigue llamando al fiel y al curioso. Mejor si vamos de la mano de la mano de don Pedro Marfil.

                       

 

Y la lluvia nos acompañó en Antequera 

            El 18 de marzo, sábado, “el sol nos salió en Antequera”, pues la ilusión nos empujaba hacia ella con el ánimo de reconocerla de nuevo, pasearla otra vez, disfrutar su ambiente,...y su comida, que “ no solo de (cultura) vive la Asociación”

            Durante el viaje, el Sr. Vocal de Arte, Francisco Olmedo, nos pone en contacto con Antequera: su origen, signos identificadores, leyendas,...

            Y la lluvia nos acompaña.

            Algunos pensamos que esto es buena señal. Porque, así como el agua fecunda las plantas, la visita cultural a Antequera contribuye a dar  vitalidad a la Asociación.

            Y con buen ánimo nos adentramos en los monumentos megalíticos antequeranos, habitados, según se dice, y, por ello, expoliados: el dolmen de Menga con sus losas gigantescas (no olvide mirar las inscripciones de la primera losa de entrada a la izquierda) o el dolmen de Viera con su cámara a la que se accede por una puerta labrada en  el propio monolito,...

            Y la lluvia nos acompaña y nos embarramos los zapatos. Y sin embargo, el buen humor no decae y, mucho menos, cuando llegamos al Museo Municipal de Antequera instalado en el palacio de los Náreja, aristocracia de ayer cuya casa está hoy ennoblecida por la cultura.

            Y aquí el Efebo romano, S. I, hueco, en bronce de unos 3 – 5 mm de espesor. Adolescente en movimiento que parece irse haciendo varón, anatómicamente hablando, a medida que nos acercamos a su cabeza con pelo recogido con un principio de diadema.

            Qué portaban sus manos,  nos preguntamos con el guía que nos comenta la estatua.  ¿Era un portador de luz? ¿Luz de Antequera?

            Mas, que la luz no ciegue su interés por disfrutar por ejemplo de una Venus, S II, de mármol, ni las otras muchas piezas que están esparcidas, tal vez sin el concierto debido, por el patio de la casa.

            Y luego suba a la parte alta. Un niño Jesús le dará la bienvenida y le indicará que siga a la Virgen en su recorrido vital empezando por su embarazo, la Virgen de la expectación (embarazada) y otros muchos cuadros de la mano y escuela de Correa.

            Cultura religiosa: “Santa fé mía” (Santa Eufemia) y San Cristóbal de tipo  morisco. Faroles, cruces, ornamentos sagrados,  casullas como la bordada sobre una bandera árabe, túnicas de los Hermanos de la Hermandad de la Virgen del Socorro, San Juanito, Virgen del Rosario y sus ex – votos que narran la relación del creyente con la ayuda celestial, pinturas de Bocanegra,...y deténgase, si puede ante San Francisco de Asís, de Pedro de Mena, policromo, con la mirada, en este caso, elevada hacia un artesonado traído del Camino de Santiago.

            Y lo moderno: Cristóbal Toral que con “La Espera”(1.970) te va indicando (mire sus pies), que te encamines hasta el hiperrealista  “El paquete”  (1.975) y vayas viendo la evolución de su pintura en el transcurso del tiempo.

            Y la lluvia que no cesa. Y el buen humor que no decae.

            Así, pues, por las calles empinadas para ajustarse a la ladera serreña de Antequera,  nos vamos a la Iglesia del Carmen. Fíjese que los rótulos de las calles llevan un ramo de azucenas, en recuerdo de que el infante don Fernando inicia sus conquistas por “Su amor” que se puede leer en el pendón de Antequera donde figuran las azucenas, el castillo y el león.

            Y si tiene que esperar deténgase en la Capilla de la Soledad. Rococó. Cristo yacente, Virgen del Socorro en cartón piedra policromada, regalo del copero de los RR. Católicos a la desaparecida iglesia del Salvador.

            Luego pase a la nave central con su artesonado mudéjar y, al fin, al altar  mayor de pino rojo. Barroco que contesta al “protestante” visualizando las razones de la fe católica, extendida por la orden carmelitana en este caso, que empezando por nuestros santos nos va llevando hacia el cielo donde un San Miguel parece advertir al creyente: “No te confundas, que no hay “quien como Dios”

            Y la lluvia que no cesa. Pero, a comer. Y recuperados....¡ Vámonos a casa que la lluvia no cesa¡

            Pero, bien. Muy bien. Hasta el 1º de abril en Monturque.

 

 

   1º Abril . Monturque 

            “Los seres antiguos” (fósiles) nos dan paso a las manifestaciones de la cerámica calcolítica y otros elementos líticos (brazalete de arquero?), puntas de sílex, hachas,....Al llegar al horizonte ibérico, vemos cómo Monturque ya existe en el I milenio a. C., tal vez como plaza fuerte, que dejó fragmento de kylis, cerámica de bandas paralelas, ... como documentos de su presencia.

 

Museo de Monturque

 

         Los pagos próximos al pueblo aportan documentos romanos, como el herma de Monturque, bifronte (Dionisio y  Zeus- Amon de la fuente el Cañuelo; elementos funerarios, lucernas, elementos de juego (tabas, por ejemplo), cerámica sigilata o con barbotina,... de Las pozas.

Hoy estamos en Monturque, población de la que ya habla Al – Idrisi, como lo muestra su pasado islámico a través de la cerámica verde – manganeso o esmalte, .. de platos y jarras,... encontrados en horizontes arqueológicos que no borran, sin embargo, el pasado bajomedieval de este pueblo que Pedro I regala a Martín López, en 1.357, al cual otorga por “ juro de heredat la dicha Torre de Monturque con todos sus términos” en los que no es difícil encontrar vestigios de platos de loza blanca, azul y blanca, jarras, escudillas,...que llegan hasta los s. XVI – XVIII.

Y se recogerá agua (...) mediante unas obras realizadas en mortero (...)” (Vitrubio) como las cisternas de Monturque, blanco y escarpado, ocupado desde el  III milenio a. C. al menos, que, como importante núcleo urbano en el s. II d. C., necesita agua que almacena en uno de los ejemplos de ingeniería hidráulica más señeros que podemos ver: las “castella aqueae”, con una  capacidad de 850.000 litros, porque “la gente se (lava) cada día los brazos y las piernas (...) (tomando) un baño completo los días de mercado” (Séneca).

 Ver “la catedral subterránea de Monturque” (Vicente Núñez), de bóvedas de cañón sobre gruesos muros (opus signinum) impermeables (opus caementicium),  ya justifica llegarse a Monturque, máxime si es un día de primavera como este 1º de abril,...¡ sin lluvia¡.

Y de la “catedral” a la Iglesia de San Mateo, gótico – mudéjar (S. XV – XVI),. Aunque, al entrar, sus ojos se encuentren con un retablo barroco, estilo que se repetirá en la barroca Capilla del Sagrario de mármoles rojos de Cabra y lujosa yesería, en la de Jesús Nazareno en una postura un tanto peculiar o en la de la Virgen de la Soledad, en el lado del Evangelio.

            No tenga prisa. Deténgase en el Cristo de la Paz, americano, de cañaheja, antes de salir y dirigirse al Castillo de Monturque con restos de los diversos pueblos que han pasado por este lugar. Reconozca sus torres, la pentagonal es curiosa,  y suba a la más alta, que hoy podría ser del “Homenaje”  a los que no quieren que se pierda la memoria de la Historia que puede otear sobre el horizonte: Aguilar, Montilla, Espejo, Estepa, La Tiñosa, la Camorra, ermita de la Virgen de la Sierra de Cabra, Alcaudete,... y olivos y vides,... que conforman el paisaje en que viven y laboran los que hoy conforman Monturque y su comarca.

 

 

“Julio Romero de Torres íntimo“ 

            Mientras el Seminario de Arqueología visita Monturque, el grupo de Arte disfruta también de “Julio Romero de Torres íntimo” de la mano de doña Mercedes Valverde Candil, directora del Museo y Comisaria de la Exposición montada en el Círculo de la Amistad.

            En esta actividad nos dimos cuenta de que tenemos tan a mano a Julio Romero de Torres, que nos parece que nada novedoso nos pueden presentar acerca de su vida y su obra.

            Y sin embargo, el bosque de nuestras vivencias cordobesas, nos estaba impidiendo ver lo que “una mirada en sepia” nos hace presente a través del fondo documental que enmarca la obra de Julio Romero de Torres expuesta en el Círculo.

            Gracias, doña Mercedes, porque, gracias a Vd, los asociados de “Arte, Arqueología e Historia” fuimos algo más que mudos espectadores de una muestra más sobre J. R. de T..

            Conocimos, que es algo más que mirar cuadros, la evolución pictórica de nuestro pintor; contextualizamos, como muy bien nos decía Vd, la obra artística de Julio Romero, comprendimos y sentimos: Nos enriquecimos.

 

 

Los faraones, Madrid 22 de abril 2.006

                                                            “Uno avanza. Y el tiempo avanza también” - (Conrad)  

           Si te adentras en uno de los antiguos depósitos que surtían de agua potable a la ciudad de Madrid, percibirás, tal vez, que el tiempo se detiene de alguna manera, en los expuestos vestigios de la brillante civilización que floreció a orillas del Nilo hace miles de años.

Envueltos en la noche astronómica, son las seis de la madrugada, revestidos del optimismo de que te impregnan los compañeros de la Asociación y animados por la propuesta cultural de un viaje al Antiguo Egipto salimos hacia Madrid en la apacible madrugada del 22 de abril de 2.006.

Parada y desayuno reconfortante de costumbre y, a las 11,30, en el Centro de Exposiciones Arte Canal de Isabel II, comienza nuestro recorrido por un día en el que no faltó ni la presencia del “dios de la lluvia”, que si en el Egipto de Nesperennub, hace 2.800 años, hacía crecer el Nilo y hace fértiles sus orillas, a nosotros casi nos “revienta”el día con sus granizos, por dos veces.

Aterrizados que somos en la exposición “Faraón”, reiniciamos nuestro deambular por la civilización egipcia con un curiosísimo “viaje”tridimensional por el interior de la momia de Nesperennub.

A continuación, con el buen regusto que nos  han dejado las imágenes anteriores, pasamos a visualizar las más de 120 piezas, algunas con más de 4.500 años de antigüedad, a través de las cuales se nos cuenta la vida y obra del faraón, “rey divino de las múltiples experiencias”, eje y factor de la vida toda del pueblo egipcio.

Recorriendo los siete ámbitos en que han dividido la exposición, este cronista, al menos, se va dando cuenta que ahora no todo gira alrededor de una sola persona – llámese Presidente, rey, Papa, o... -, que el Universo no reposa sobre el “Tutankamón“  de turno – estatua de más de 3 metros de altura –;  que los hombres tenemos la calidad de ciudadanos gracias a que el mundo no descansa sobre ningún Quefrén – estatua de basalto – instalado en la Tierra por el Dios creador sin nuestro voto en las urnas, que los templos  son para los creyentes dentro de la libertad religiosa de que gozamos o que al morir nos vamos casi con la misma pobreza con que venimos al mundo sin ser enterrados con el ajuar inmenso que acompañaba el viaje  del faraón, de poder infinito.

No lo puedo evitar. Lo estético, que también lo hay y brilla en esta exposición, se me va desvaneciendo al tiempo que voy conociendo la vida en el Antiguo Egipto que el Centro de Exposiciones Arte Canal ha puesto a disposición del hombre de hoy día: más libre, más racionalista,... más preguntón.

Y tras haber contemplado y meditado, incluso, alrededor de las piezas egipcias,...: la lluvia y el granizo...que nosotros no trajimos a Madrid, pues nuestra ciudad disfrutó de un normalito día de primavera.

¿Sería el  “dios de la lluvia?

Ya me salió otra pregunta.

Vamos a dejarlo por hoy.

 

 

Renovación de la  Junta de Gobierno 

            Siendo las 20 horas del día 27 de abril 06, la Asamblea General extraordinaria renueva la Junta de Gobierno de la Asociación, dado que el anterior Presidente había dimitido de su cargo.

            Cumplimentados todos los requisitos previos con el calendario obligado por los Estatutos, la Asamblea decide que la Mesa electoral esté integrada por los asociados señores Prieto, como Presidente, y Gracia, actuando de Secretario de mesa.

            A renglón seguido, el secretario da lectura a las candidaturas a Presidente presentadas, que resultaron ser una sola: la suscrita por el socio nº 107 Francisco Olmedo Muñoz.

            La Asamblea vota y el escrutinio da el siguiente resultado:

            Votantes presentes: 30

            Votantes delegados: 4

            Votos a favor: 34

            Votos en contra, en blanco o nulos: cero.

            Proclamado el nuevo Presidente, presenta la nueva Junta de Gobierno, a saber:

            - Rafael Gutiérrez Bancalero, Vicepresidente, Promoción y coordinación de actividades

            - Rafael López Caballero, Tesorero

            - Concha Luna Villaseca, Secretaria y Relaciones públicas

            - Dolores Vargas Aljama, Vocal de Arte

            - Laura Aparicio Sánchez, Vocal de Arqueología

            - Ildefonso Robledo Casanova, Vocal de Historia, Director de la Revista, página webb y Seminario “Córdoba Arqueológica”

            - Francisco Porras Porras, Bibliotecario

            - Juan P. Gutiérrez García, Cronista.

            Una vez ratificada la Junta de gobierno, el nuevo Presidente toma la palabra y da las gracias en primer lugar; solicita que la Asociación se comprometa en la potenciación de la cultura y defensa del Patrimonio y se define como “coordinador de las competencias de los componentes de la Junta de Gobierno” a fin de que cada responsable se sienta identificado con su quehacer dentro de la común preocupación por el “arte, la arqueología y la historia” que da sentido a nuestra Asociación.

Nos vemos en Puente Genil.

 

 

Salud, seamos felices 

            El día 13 de mayo y convocados por el Seminario de Arqueología un numeroso grupo de socios (23) nos desplazamos a Puente Genil  para visitar la villa romana de Fuente Alamo, el palacio de Medinaceli, el Museo Arqueológico y uno de los humedales más conocidos del sur de la provincia, la laguna de Zóñar.

            A las once de la mañana iniciamos la visita. Nos acompañó, para darnos las oportunas explicaciones, David Jaén Cubero, que ya ha publicado algún trabajo en nuestra Revista anual.

            En el camino hacia el Museo Arqueológico admiramos la magnífica portada  barroca del palacio de Medinaceli, fechada sobre 1.750.

            Una vez en el Museo, ubicado en el antiguo convento de Franciscanos Mínimos, edificio de 1.636, tras el patio porticado que da acceso a las salas propias del Museo, contemplamos algunos mosaicos encontrados en Fuente Álamo. Ya en el interior y en un pequeño distribuidor, admiramos una reproducción de la cabeza de Druso, el Joven, que ya fue portada de nuestra Revista.

            El Museo consta de dos salas: Sala I dedicada a la Prehistoria y mundo ibero y sala II,  en cuyas vitrinas podemos ver fósiles, útiles de hueso, hachas de mano, puntas de flecha, cerámica, un busto de Dama Ibérica y una cabeza de caballo encontrados en el yacimiento de Los Castellares más una cabeza de toro del yacimiento de Alhonoz.

En la sala II, mundo clásico y Edad Media, lo más interesante es una reproducción en bronce de la Ley Municipal de Urso (Osuna), S. II a. C. y unas placas ornamentales con epigrafía que dicen:”Optata vivas Isidore” (¡Que vivas, Isidoro) y “Salvo Imerio filix asella” (Salud, Imerio, seamos felices).

Es de destacar también la receta de una comida  llamada “moretum”, distintos capiteles romanos, un capitel árabe de abeja, crismones y cerámica del castillo Anzur.

Después de visitar el Museo, nos dirigimos hacia Fuente Álamo. Villa romana que se encuentra a orillas del arroyo que le da nombre, cuyos primeros restos se descubrieron en 1.982, creyéndose, en principio,  que se trataba de una ciudad.

Su excavación a cielo abierto nos permite distinguir varios estratos: ibérico (S III a.C.), romano, visigodo y árabe. Notable es la almazara árabe con molino de viga (S. X)

En la parte cubierta, sólo hay excavada hasta ahora una pequeña parte de la zona residencial. Aquí destaca la sala de  recepción de la villa, de planta cuadrada rematada con una cabecera semicircular, donde es posible admirar los tres mosaicos denominados: “Las tres gracias”, “Lucha de Dionisios contra negroides de Oriente” y “Cortejo triunfal”.

 

Senderismo en la Laguna de Zoñar, Aguilar de la Frontera

 

Después de una excelente comida, animada  por una amena conversación  entre los contertulios, nos dirigimos hacia la laguna de Zóñar, que visitamos a pesar del sofocante calor, amainado un tanto en el Centro de Visitantes donde nos informamos de todo lo referente al lugar.

Y así dimos por concluida esta visita que con tanto interés y eficiencia organiza el Seminario de Arqueología y que tan fielmente nos describió nuestro compañero Baldomero Alcaide.

 

 

El tojo sin espinas (4 junio 2.006)

 

            El tojo (espino alto) abundaba en el lugar donde los viajeros de Córdoba a Almería encontraban techo y alimento al solaz de la fuente del tójar

            Hasta Fuente Tójar, en efecto,  nos desplazamos el primer domingo del incipiente verano para reunirnos con los corresponsales de la Asociación en la provincia bajo la amable dirección de nuestro guía Fernando Leiva Briones, nuestro corresponsal en la Iliturgicolae  de ayer, Fuente Tójar, de hoy.

            Llegar a Tushar al- Ayn (la Fuente de Tójar) es un paseo; sólo a 96 Km de  Córdoba, sabiendo que vamos a encontrar afecto y pasión por la  cultura en nuestro deambular por las calles ajustadas al declive del terreno de esta blanca localidad rodeada de olivos por todas partes.

            El primer aspecto fue cultivado por nuestros anfitriones, la Sra. Alcaldesa y nuestro compañero Fernando, así como en los paisanos con quienes compartimos el día.

            El segundo, se le notaba, y así lo transmitía al grupo, a nuestro amigo Leiva, cuando en nuestro paseo por el Cerro de las Cabezas nos hizo ver cómo aquí hubo un poblamiento, centro de organización política y socio – económica de la zona en épocas protohistórica y romana, demostrado por la cerámica de superficie que nos fue mostrando y las estructuras (casas, calles, aljibes,...)  excavadas en la roca que pudimos observar in situ.

 

Grupo de asociados en el Cerro de las Cabezas,  Fuente Tójar

 

            Calor. Un poco cansados retornamos al pueblo a mediodía y, como no sólo de cultura vive el hombre, retomamos fuerzas en la suculenta y abundante comida que nos ofrece el Restaurante “El Corti”  (gustoso salmorejo, sabroso chorizo, sustancioso lomo de orza, jugosas patatas fritas, frescos huevos fritos, buen vino tinto, mejor vino blanco, cerveza fresquita, y postre y café.. ),  de modo que “el camino (ida y vuelta al Cerro de las Cabezas andando) ha sido duro, pero la recompensa ha sido buena”, dice nuestra amiga Carmen

            Bien almorzados nos vamos al Mueso histórico  donde se nos confirma la historia de Fuente Tójar extraída de las tripas del Cerro de las Cabezas y otros yacimientos arqueológicos de los alrededores.

            A lo largo de sus vitrinas puedes conocer desde la paleontología del lugar (vitrina 1) a la prehistoria (Vitrina 2) y, desde aquí, al Bronce pleno (vitrina 4) tras pasar por el Neolítico (Vitrina 3) para acercarte después a la Protohistoria (vitrina 6)

            Puedes reconocer las armas ibéricas (falcatas, ..,vitrina 7) y la cerámica ibérica, y la industria del telar, y la votiva que nos lleva al más allá donde todo sobra.

Una estela del  SPQR nos da paso a la sala donde lo romano se hace Fuente Tójar a través de ladrillos, brocales, ventanales, bronces, aras, pedestales, ánforas, etc. modificados al paso del progreso.

Y para que no olvidemos los errores recientes, la memoria histórica se actualiza con algunos vestigios de la última de nuestras guerras inciviles (1.936 – 39), y su posguerra que vemos, por ejemplo, en las balas asesinas o en el paquete de tabaco “Celtas”, verdadero matarratas.

            Al otro lado de la calle, el Colegio que este Cronista desea que lo esté mirando, no frente al Museo que acabaos de disfrutar..

 

¡ 6 de Julio... Valladolid! 

            A las 7 de la mañana, con la puntualidad que caracteriza a este grupo humano, Bancalero, Gran Contramaestre de la Asociación “Arte, Arqueología e Historia”, lanza el chupinazo de salida  y pone en marcha a este pequeño “pueblo” (que no masa ni rebaño) para que lleve a feliz término su excursión por las castellanas tierras donde la huella de los templarios es evidente.

 

 

Las huellas de los Templarios - Monasterio cisterciense de la Santa Espina, Valladolid

 

 

            Tras encomendarnos a Dios – destino (cada uno según su fe) para que” nos (libre)  de los malos guías”, nos acomodamos en nuestros asientos,..., aunque, a decir verdad, antes de que esto hubiera tenido lugar, ya estamos escuchando a Ildefonso, Gran Caballero, quien, porque sabe muchas cosas y puede darlas a conocer, se atreve a guiarnos eficazmente, aunque, eso sí, calla cuando sus palabras dicen menos que sus silencios.

            Y guiados por su luz hecha palabra nos adentramos en Castilla por unos vericuetos insólitos y realmente desconocidos. Apenas llevamos media ahora de camino y ya se vislumbran al fondo del viaje el Cañón de Río Lobos, la Vera – Cruz, la Santa Espina,..., con toda su carga mistérica que nos tiene francamente entusiasmados.

 

 Medina del Campo 

Como también de pan vive el hombre, almorzamos en la Encomienda de Medina del Campo y, tras reponer fuerzas, recorremos con curiosidad la vieja “Sarabris” en la que se ven muy bien las luces de su esplendor (RR CC., ferias de 50 días de duración,...) y las sombras de su decadencia (Medina comunera,...)

            Desde lo alto de su castillo (S. XIII – XV), artillero y defensivo, edificado en lo alto de una “mota” (de ahí su nombre: Castillo de la Mota), vamos descendiendo a la Medina que crece alrededor de la fortaleza de torre gallarda y nos vamos dando cuenta cómo al ritmo del declive del castillo (Prisión del Estado, Archivo, Escuela de Mandos de la Sección Femenina, ...) que pone de manifiesto su reconstrucción un tanto ahistórica realizada a partir de 1.942.

            No. No murió aquí la Reina Isabel la Católica, nos dicen nuestros guías.

            Ya en la villa,  la Iglesia de San Miguel (de Alonso Nieto) con cuya campana se llamaba a Concejo municipal, la iglesia de Santiago, creada para  el arrepentimiento de los pecadores que dejan tras sí todas las ferias, el Convento de Carmelitas Descalzas o la austeridad, blanco por dentro, ladrillo por fuera, donde San Juan de la Cruz y Santa Teresa tuvieron los primeros encuentros de cara a la reforma carmelitana, y, enfrente, el de Santa María Magdalena  (MM. Agustinas), S. XVI, fundado por Rodrigo Dueñas, y edificado según el modelo de planta de cruz latina, con una sola nave y cubierta de crucería estrellada.

            La reconversión funcional se nos muestra en el plateresco palacio de las Dueñas (hoy, UNED, CEP, Instituto de ESO) o en el palacio del “Potrillo” o Palacio Real Testamentario de la Princesa Isabel I “con sus casas, su torre e corrales e huertas e otras cosas”, que se intenta  “se pueda contener, que no se caya e hunda (...) por mas no fuese de auer muerto en ella la muy alta e muy poderosa y esclarecida reyna doña Isabel”, como ya pedía en 1.547, el regidor Francisco Díaz del Mercado, para que sea testigo de su tiempo y dé cobijo, por ejemplo, al retrato de la reina católica de Juan de Flandes, a su biografía, o a los 17 folios de su Testamento y otros codicilos.

            Y la Plaza Mayor  con sus casas porticadas: punto de encuentro, mercado público y lugar de ferias que convierten el jueves en el Día del Señor (descanso semanal) porque el Domingo es jornada laboral. 

            Carretera adelante, la manta sobra, pues el calorcillo veraniego nos acompaña, llegamos a Valladolid al anochecer, cena y descanso nervioso porque Ildefonso nos tiene engatusados con la salida de mañana.

 

Cañón de Río Lobos y otras iniciaciones 

 

 

Clara y el Cañón del río Lobos

 

            Bien desayunados, apenas nos hemos subido en el autobús y ...” Salomón y su Templo,.. y el gótico cuyas columnas y arcos soportan una cúpula que nos eleva a Dios,,,, y los templarios guardianes del Santo Grial,.., y María Magdalena..” y, sin darnos cuenta, informativamente documentados y anímicamente motivados por nuestro guía, (que no por serio, como debe de ser,  carece de sus gotas de buen humor que hacen más amena y asequible su exposición) llegamos, para nuestro solaz, a la medieval Ucero,  con restos de castillo templario y una iglesia con reminiscencias de los “Pobres Caballeros de Cristo” .

 

Ermita de San Bartolomé (Cañón del río Lobos, Soria)

 

 Y un poquito más allá el Parque Natural del Cañón de Río Lobos donde todo invita a dejarse mecer por los ecos del misterio: desde la vegetación ribereña (sabinas, chopos, sauces, nenúfares,..) a ras de tierra, hasta las aves (búhos, buitres leonados, águilas ) allá en las alturas; desde la cueva de San Bartolomé que se hunde en la montaña, con restos de pinturas rupestres (Edad del Bronce) hasta la ermita templaria  de San Bartolomé o del altar de San Juan, sobre la roca viva.

Iglesia, por cierto, llena de datos iniciáticos, tales como su pentículo o celosía con 10 corazones entrelazados con una estrella de cinco puntas, dentro de una circunferencia de puntas de diamante, canecillos con símbolos alquimistas y astrológicos. Curiosos son, por ejemplo, el canecillo con una H (de Iram?) protegiendo los órganos sexuales, o el de la cuaternidad del amor (cuatro cabezas unidas en cruz), o las hojas de parra (de Baco?) en las arquivoltas con estrellas de cuatro y ocho puntas[1].

 Ildefonso calla, pero nos lleva a comer a un restaurante (Virrey Palafox, en Burgo de Osma) donde al buen caminar le hace corresponder un mejor yantar: buen vino Ribera del Duero, torreznos, morcilla, verdura para rebajar lo que viene después: solomillo al hojaldre, y natillas  y...¡por Dios Ilde, haznos sufrir algo¡

Alborozo en el personal porque  la mañana  placentera se ha cerrado con una comida sabrosa y abundante.

Así que, la porticada  calle Mayor adelante, nos lleva a la hermosa catedral de Burgo de Osma, fusión de románico, gótico uniforme y austero a partir de 1.232, barroco (torre de 72 m de altura)  y neoclásico. Tres naves y varias capillas.

Merece la pena detenerse, por ejemplo, en la capilla del Santísimo del virrey Juan de Palafox y Mendoza, obispo de Puebla y de Burgo de Osma. Barroco cortesano (S. XVIII) Obra de Juan de Villanueva, cúpula de Sabatini y lámpara de La Granja de San Ildefonso. Mármol. Suntuosidad.

O en la capilla de S. Pedro de Osma, la renacentista tumba de Pedro de Osma (1.251), en altura, con escalera de doble tramo renacentista. A la derecha el románico Santo Cristo del Milagro, de madera, con su gallo divino, rígido, por encima del tiempo, eterno.Antigua Sala Capitular con elementos románicos y góticos del comienzo. Dragones que echan fuego por sus fauces. Sepulcro de San Pedro de Osma, hoy vacío. Policromado con el relato de la vida y milagros de San Pedro: el señor de Osma que cae cuando quiere atacar a S. Pedro, curación del moribundo, liberación del sacerdote injustamente encarcelado, fuente de donde brota agua, muerte y traslado de San Pedro desde Palencia al Burgo...Un libro realmente.

Y pasearse por el claustro gótico tardío (1.512), con restos románicos (pórtico con arquería doble con arquivoltas y capiteles esculpidos), con columnas de fuste tórsico y arcos apuntados y recrearse en el Museo con obras del Maestro de Osma.

Todo sin olvidar que hay que observar bien un  púlpito (S. XV), el retablo mayor (1.550 - 54), de Juan de Juni y Juan de Picard, la verja plateresca que cierra la capilla central (S. XVI), y el coro de madera de nogal,.,.suntuosidad, mármol columnas de pudinga y, al salir, eleve la mirada de nuevo por lo menos hasta la altura de los 72 metros de la, un tanto pesada, torre barroca.

Día completo. Por la mañana, naturaleza y espiritualidad. Al mediodía, satisfecho el qué comeremos y por la tarde, arte e historia.

Vámonos a descansar que mañana nos espera otro día repleto de sentimientos y  emociones nuevas” , nos dice nuestro guía. Y así lo hacemos.

 

 

De “la victoria sobre la colina” y otros contactos templarios. 

El pueblo que caminaba en  la oscuridad (vio) una gran luz” que le guió a Segovia, navío pétreo en el valle de los ríos Eresma y Clamores, cuyo recorrido hacia el Acueducto desde la Estación de autobuses ya  nos pone en contacto con la iglesia de San Millán en la antigua morería (S. XII) con trazas de catedral, levantada sobre una mezquita como lo muestra su minarete – torre actual, la iglesia de San Clemente un poco más allá y, enseguida, el Acueducto (S. I), tercer río de Segovia.

Dos mil años de piedra nos contemplan, nos dice nuestra guía, remedando a Napoleón. Unos 22.000 sillares, de unos 1.000 Kg., cada uno, encajados en la roca madre de Segovia para formar 166 arcos y alcanzar una altura de hasta 29 metros ( en el Azoguejo) donde está el símbolo de su cristianización: la hornacina con la Virgen de la Paz?, del Consuelo? adornada con el fajín de los cadetes de la Academia de Artillería.

No estamos solos. Los vencejos revolotean por encima de nuestras cabezas como indicándonos que hemos escogido un buen sitio (este antiguo zoco chico) para iniciar nuestro deambular por la Segovia, ayer (S. XII) amurallada a lo largo de 3 Km. con sus tres puertas correspondientes que aún se conservan.

El color ocre domina la ciudad al tiempo que el esgrafiado (de origen árabe) de sus fachadas, enriquece la pobreza de su ladrillo (S. XVIII). Al fondo, Guadarrama (Montaña de la mujer muerta) y campos de pan, desde el mirador de la Canaleja

Juramos respetar los fueros y las costumbres” de Segovia, al atravesar la puerta de San Martín y darnos de frente con la Casa de los (365) Picos (o del Judío), de la familia de la Hoz, con puerta descentrada y fachada con tantas  puntas de diamante como días tiene el año.

Calle Real adelante, pronto nos llama la atención un palacio del gótico flamígero  (S. XV), de pizarra y arquitectura popular de ladrillo, madera y fachada esgrafiada (Casa del Conde Alpuente)

Más allá, el Granero municipal (alhóndiga), isabelino, granito con dovelas muy grandes y un alfiz con las características bolas y el Hércules fundador de Segovia.

Escaleras para salvar desniveles y subir a la plaza del comunero Juan Bravo ( o de las Sirenas con cabeza y busto de mujer y cuerpo de leonas) cuya estatua (del escultor Aniceto Marinas)  enarbola la bandera de la libertad?

Casas de los siglos  XIV y XV con las torres desmochadas y la iglesia de San Martín, del románico segoviano con su atrio lateral (lugar de tertulia)  y mudéjar (ladrillo) y con su torre terminada en un barroco chapitel de pizarra.

La cárcel,  que conoció Lope de Vega en 1.577, hoy es guardiana del saber (Biblioteca Pública).

Calles estrechas, en ese, con recodos, no solariegas, que crecen hacia arriba buscando el espacio que se les niega en horizontal: estamos en la Judería antes de abrirnos a la Plaza Mayor, sin terminar, con soportales. Ayuntamiento herreriano (S. XVI), la iglesia de San Miguel donde Isabel I se autocoronó Reina de Castilla (en 1.474)  y la última catedral gótica de España.

 Penetramos en la “dama gótica de España”  puesta bajo la advocación de la Asunción de María al cielo a través de la herreriana portada de San Frutos (S. XVII), patrón de Segovia y segunda advocación de la iglesia catedral.

Sobre los planos originales se levanta un templo de fachada limpia de estatuas, de 115 m (reducidos a 88 en la torre tras haber sufrido un incendio) x 60 de ancho  en el crucero x 62 m de altura, con un altar mayor de mármol almeriense,  con retablo de Sabatini (S. XVIII) presidido por la Virgen de la Paz (S. XIV) acompañada de San Frutos y San Geroteo, primer obispo de Segovia, tan santo que predica hasta con  su cabeza en la mano, tras serle cortada.

En su construcción,  se van sucediendo los estilos correspondientes a la época en que se levanta el trozo correspondiente. Y así,  vemos estéticas góticas junto a conceptos renacentistas o neoclásicos

En efecto, al deambular por la girola, además de cómo se muestra la separación de lo religioso privado de lo público, es posible observar:

El románico en el claustro al S. de la catedral o en el Calvario en la entrada de ala Capilla del Sacramento.

El gótico en el coro (S. XV), con sillería esgrafiada como las fachadas de las casas; coro que, por cierto, rompe la perspectiva de los 115 metros de longitud de la nave o en la pila bautismal de la capilla de Santa Bárbara, que, al mismo tiempo, muestra la decadencia económica de la ciudad que reduce la ostentación religiosa de los creyentes pudientes.

 Lo barroco en los órganos o en la reja de la capilla de San Gregorio o la de San Antón, madera con pan de oro y columnas salomónicas.

Lo neoclásico en el trascoro o en la reja en bronce de la Capilla de Nuestra Señora del Rosario

No salirse sin ver el Cristo yacente, de Gregorio Fernández: de madera policromada que nos muestra a un Cristo aún vivo, no relajado (se le notan los músculos, por ejemplo), didáctico: tiene una llaga marcada en cada costado para que los fieles de ambas aceras de las calles por donde procesiona vean y presientan el dolor.

Son las doce. Las campanas llaman al ángelus.

Antes de abandonar el templo hay que pasarse por su Museo, alrededor del infante don Pedro, con pinturas copias, una escultura de un Cristo románico – gótico (hierático, pliegues, bendiciendo), el curioso cuadro de la Caridad romana (la hija amamanta al padre), San Jerónimo ( muy bien pintada hasta la mosca), candelero de Eva (S. XVI), tapices flamencos (S. XV), techo renacentista (S. XVII), custodia de plata (S. XVII) sobre carroza de madera (S. XVIII),...

Y de la construcción para el depósito de la  fe a la fortaleza – residencia real (p. la G. de Dios): El Alcázar: descanso y caza en el S. XIII, con fisonomía gótica desde los tiempos de Juan II y Enrique IV, con chapiteles de pizarra tan del gusto de Felipe II.

Dentro, Segovia (“la victoria sobre la colina”) representada en varias salas que recorridas con detenimiento nos muestran:

1.- Armaduras, mesa de nogal, bargueños, artesonado mudéjar azul (magia), rojo (poder) y oro (riqueza)

2.- Sala del trono: “Tanto monta Y como F”, techo con mocárabes y toscos estucos con cenefa gótica ensalzando a los reyes.

3.- Sala de Catalina de Lancaster, con esgrafías decoradas con escorias que ya hemos visto antes, techo a semejanza de una galera y, al fondo, la coronación de Isabel I de luto (vestido blanco) con personajes ciegos o con ojos semicerrados en honor al  Día del Santo (Santa Lucía, 13 de diciembre).

4.- Sala con piñas en el techo, con el león de Enrique IV en las yeserías murales, reloj de arena de 27 minutos que era lo que duraban las entrevistas que concedía el Rey.

5.- Cámara regia de dosel de oro, tapices de sarga con la vida de Isabel la Católica, techo de madera policromada, portada gótico mudéjar y azulejos de Granada.

6.- Sala de las Cortes con los 52 reyes y reinas de Asturias, León y Castilla, desde don Pelayo hasta Juana la Loca. Artesonado de hexágonos y rombos dorados y azulejos de Manises.

7.- Sala del Cordón de techo azul.

8.- Capilla de retablo (S. XIII) con Santiago “matamoros” en caballo blanco y otras figuras desproporcionadas. Retablo gótico y techo en mosaico con artesa sujeta, curiosamente, con vigas. La Adoración de los RR. Magos (1.600) y una Piedad aflamencada.

9.- Sala de Armas desde el S. XII al XIX con piezas tan curiosas como la ballesta  de caza de madera y marfil.

Terrazas en el horizonte. Torre del Homenaje para observar las estrellas desde Alfonso X El Sabio.

El pueblo” no es de piedra. Está cansado. Necesita reponer fuerzas y comer porque ha de estar fuerte para enfrentarse a la conmoción esotérica de la tarde: La iglesia de la Vera Cruz.

            No hay que preocuparse. El Intendente mayor, el siempre eficiente Rafael Bancalero, nos lleva al restaurante donde saboreamos el cochinillo de Segovia aderezado con todo su ritual, como no podía ser menos.

 

El Alcázar de Segovia desde la iglesia de la Vera Cruz

 

 

            Son las cuatro. La peregrinación empieza de nuevo. Destino: La Iglesia de la Vera Cruz, fundada por los Caballeros de la Orden del Santo Sepulcro en 1.208, aunque hoy es sede de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, titulada de Rodas y titulada de Malta: sugestiva, de estructura sugerente y extraña, pues sus doce lados de planta[2] y el edículo central nos llevan a lo esotérico y lo templario.

            Antes de entrar, reconocemos la primitiva advocación de la  Iglesia – del Santo Sepulcro -  en un relieve que hay sobre la puerta representando a las Santas Mujeres y el Ángel frente al sepulcro vacío de Cristo.

            Y bajo él, las arquivoltas que dan forma al  abocinado de la puerta de entrada.

            Dentro ya, sobre la planta baja del edículo central, tenemos noticia de la dedicación del templo inscrita en una lápida:

 

HAEC: SACRA: FUNDANTES:

CELESTE: SEDE: LOCENTUR:

ATQUE: SUBERRANTES: IN: EADEM

CONSOCIENTUR: DEDICATIO:

ECCLIE: BEATI: SEPULCRI: IDUS:

APRILIS: ERA: M: CC: XL: VI:

 

            (Los fundadores de este templo sean colocados en la sede celestial, y los que se extraviaron les acompañen en la misma. Dedicación de la Iglesia del Santo Sepulcro. En los idus de abril, era de 1246 (13 de abril de 1.208)

             A continuación, nos vamos a “velar nuestras armas” en el piso superior del edículo central al que hemos subido por una doble escalera adosada.

 Aquí, rodeando una mesa de altar con decoración mudéjar, Ildefonso imparte una nueva lección sobre la Iglesia de la Vera Cruz y sus relaciones con los baptisterios romanos de los primeros tiempos del Cristianismo,  la Basílica del Santo Sepulcro y con la Mezquita de la Roca donde los templarios tuvieron su sede.

            Desde las alturas de la cúpula semiesférica, nuestros ojos, ¿y nuestro espíritu?, descienden al dodecágono que la sustenta y desde éste bajamos al octógono de la bóveda de crucería del piso inferior apoyado en cuatro columnas que, mediante arcos apuntados,  permiten sus cuatro accesos coincidentes con los cuatro puntos cardinales de la madre Tierra.

            Es aquí, donde algunos se colocaron en el centro del edículo, con los pies descalzos y se entregaron a Dios (al Más Allá, cada cual según su fe) en petición de energía positiva para todos.

            Hecha nuestra peculiar y personal “estación de penitencia”, cumplimos gozosamente  la “penitencia” que nos había impuesto nuestro Caballero Maestre Ildefonso, cual era la de pasear reposadamente por la nave circular del templo observando detenidamente los restos de la decoración mural del templo, la Capilla del Lignum Vía, el ábside lateral derecho con la imagen románica de la Virgen de la Paz, el ábside central con una talla de Cristo (S. XIII), el ábside lateral izquierdo con el Sagrario y las estampas de Nuestra Señora de Philermo y San Juan Bautista, patronos de la Orden de Malta cuyas banderas ondean sobre mástiles en el interior de la iglesia.

            Y así lo hicimos cada cual con sus propias preguntas e incertidumbres.

 

 

Lo pequeño es bello y, al menos, valorable e interesante

             Tiedra, que no tétrica, nos espera hoy, día 9 de julio 2.006, por la mañana.

            ¡Quién lo diría¡, exclama más de uno al sentir  la posibilidad de cabalgar hacia siglos medievales y de Reconquista ante el castillo almenado que aún se conserva en este pueblito castellano.

           

Castillo románico de Tiedra, Valladolid

 

           Castillo cuya torre (S. XII - XIII) se conserva enhiesta, pese a que ahora no sea para defenderse del ataque de los Sanchos, Cides, Urracas o Meneses del XIII – XV, aunque haya que defenderla de los que usan un bien cultural para criar palomas o se llevan los artesonados de las iglesias de los pueblos pequeños.

            Y si el castillo está en el  origen de la Tiedra de hoy, no olvidemos que la Amallóbriga (la Tiedra de ayer) se asentó, hasta 1.171,  alrededor de la ermita de Nuestra Señora de Tiedra Vieja, aunque el edificio que lo recuerda sea una construcción barroca del S. XVIII, como lo muestra su nave con bóveda de cañón decorada con yeserías, con una reja que da paso a la capilla de la Virgen románica.

            La tranquilidad y la curiosidad han caracterizado esta visita tan grata. Por eso, la gente no tiene prisa. Asaetean a preguntas a la señorita Ester que nos acompaña. Tanto quieren saber que hemos de ser llamados por la Organización, pendiente siempre de que los horarios se cumplan y la puntualidad sea la norma ¡ Qué buen grupo, Señor¡

            Porque aún no han acabado hoy las sorpresas que nos brindan estos parajes perdidos en las estribaciones occidentales de los montes Torozos.

            La Espina nos espera. El sencillo monasterio cisterciense de Santa María de la Espina, levantado entre los siglos XIII y XIV se ofrece a nuestro vista al bajar al fértil valle  en que está enclavado curiosamente.

A este complejo religioso – civil, creación de doña Sancha (hermana de Alfonso VII) con la intención de que sea venerada en ella una “Santa Espina”,  y mantenimiento de la nobleza antaño; hogaño bajo el paraguas del Estado (Escuela de Capacitación Agraria),  se accede por una puerta con arco de medio punto, y en su recorrido nos deja ver cómo el paso del tiempo ha dejado su impronta en la forma constructiva de sus diferentes dependencias.

            Es observable el neoclásico en la fachada (S. XVIII) del templo; el románico - gótico (sala capitular  cuadrada, con 3 naves producidas por cuatro columnas exentas);  el gótico de la grandiosa iglesia (S. XII al XVI) con un retablo de madera de nogal policromada (de 1.588) procedente del Monasterio de Santa María de Retuerta (Burgos); el gótico flamígero en capillas donde el cuatro del suelo se convierte en ocho de las pechinas y semicírculo en la cúpula,  o el  herreriano (segundo claustro)

            Y un tanto curioso es el coro con bóveda plana con símbolos y cruces, entre las que se encuentra la de la Orden del Temple.

             Y el fin corona la obra, ciertamente. Aquí termina nuestro gozoso  peregrinar por Tierras de Castilla al encuentro de la sabiduría templaria, principalmente.

            Este  “pueblo que caminaba en la oscuridad”  ha recibido, al menos, un atisbo de “luz”. Y, por eso, tras la cena del día ocho, los asociados quisieron hacer expreso su agradecimiento a Ildefonso Robledo, nuestro guía, regalándole una reproducción de lucernas que le “iluminarán en su camino de atesoramiento de saberes, que luego transmitirá a la Asociación, como ha hecho en estos días”, dice el Presidente, señor Olmedo, para que, como en esta ocasión “dichosos sean nuestros ojos y oídos que ven y escuchan, (porque) la luz se hizo verbo y todos hemos visto que era bueno”

            Castilla, año del Señor 2.006. Laus Deo.

 

 

Diploma a  LEO BROUWER 

            La Asociación reconoció a  LEO BROUWER como merecedor del premio JUAN Bernier (Arte) 05 y así lo hizo constar en el acto público celebrado el 26 de noviembre de 2.005, aunque no pudimos contar con la presencia del Maestro.

            Esta oportunidad llegó con ocasión  de la visita de nuestro premiado a Córdoba con motivo del Festival de la Guitarra 06.

            En efecto, la Asociación fue invitada por la Organización de dicho Festival a que, si así lo entendíamos, podíamos hacer entrega del Diploma acreditativo al maestro LEO aprovechando el acto público que tendría lugar el día 12 de julio 06, a las 13 horas en el Palacio de Congresos de Córdoba.

            Y así se hizo.

 El Presidente, Francisco Olmedo, antes de hacer entrega del Diploma, subrayó de nuevo que nuestra Asociación hacía público reconocimiento de que  LEO BROUWER era merecedor del Premio “Juan Bernier” porque ha traído un cambio tal  en las técnicas musicales hasta el grado de ser punto de inflexión de la Historia de la Música en Córdoba,  felicitó a los promotores de la publicación “Nombres propios de la Guitarra: Leo Brouwer”,  e hizo suyas las palabras de la doctora Hernández quien lo describió diciendo que era “intérprete, creador y maestro, a quien hay que cuidar porque de los buenos quedan pocos”.

 

 

De aquellos españoles judíos 

            Nos habló el profesor don Juan Pedro Montferrer Salas, científico de la historia, que el día 21 de septiembre de 2.006 nos dio una amenísima conferencia alentándonos a conocer a los españoles judíos a quienes “echamos” de su país, aunque llevaran aquí desde el Siglo I a. de C. por lo menos; nacidos, por tanto, libres del pecado de haber matado al “Salvador” de los que los expulsaron.

            Españoles judíos que viven entre los visigodos, conviven con los árabes tras la “ocupación” musulmana, cohabitan con los cristianos,... y, desgraciadamente, son titulares de leyendas que los hacen culpables de calamidades sin cuento, llegando  hasta la de ser coautores de la “caída” de España en manos islámicas, ...sin reparar en que son parte genuina de la cultura española, aunque no sea en su versión católica.

            Españoles judíos plurilingües (hebreo, arameo, latín, árabe, romance), que, porcentualmente, son la comunidad más rica, culturalmente hablando, sobre todo de la España de los siglos X – XI, tiempos en que alcanzan su cenit en producciones científicas, literarias,.. etc. con personajes como Maimónides y tantos otros que están en la memoria de todos.

            Españoles judíos a los que no se permite integrarse en la sociedad cristiana porque no se comprende que se puede ser español, aunque su sustrato cultural e ideológico se base en el legado oriental de sus saberes, de su religión, ..., como ponen de manifiesto los textos documentales (la Biblia, su código legal,...) de tradición babilónica, que los hace, tal vez “distintos”¸ pero no “extraños”.

            Españoles judíos donde encontramos maestros que crean escuela, administradores al servicio de califas y reyes, trabajadores de rentables oficios,...poetas,...místicos,...científicos,...que demuestran su gran formación, destreza y capacidad de vivir y... sobrevivir, aún hoy día.

            Españoles judíos que son expulsados, tal vez por aquello de que “Dios se junta con los malos cuando son más que los buenos”

 

 

Mejor visitarla, que describirla    

“Voy a intentar que se vayan enamorados de mi tierra” nos dice, a modo de saludo, nuestra guía por el ambiente urbano de la milenaria Guadix, adonde llegamos una soleada mañana del 21 de octubre de 2.006, dejando atrás un día lluvioso en la Córdoba que nos acoge día tras día.

            Guía que lo hace bien, aunque, tal vez, el sábado no sea el día más apropiado para callejear esta ciudad, pues el comercio abierto se ha adueñado de la calle y ofrece una muy buena oportunidad para adquirir los productos que necesitemos (vestidos, comida, herramientas, etc) al tiempo que obstaculiza el paseo curioso del viandante.

            No obstante, merece la pena recorrer Guadix, pues su ocre paisaje es tan variado que lo hace único, como muy bien puede apreciarse en la vista panorámica que se ofrece desde el Mirador, primer encuentro con la ciudad.

En efecto. Este viajero se vio sorprendido por esa especie de termiteros bajo los cuales los humanos, cual trogloditas, empezaron a edificar las más de 2.000  viviendas allá por el S. XVI, después de la Reconquista cristiana de estas tierras. Estamos en uno de los seis barrios de cuevas donde habitan sin problemas, un 24 % de gitanos y un 76 % de payos.

Para que Vd. se haga una idea puede visitar la que lleva el nº 56, Cueva Museo, iluminada por la luz que le entra por la salida a la calle - placeta, pues otra no tiene, donde, por cierto, se hace la vida social y familiar.  Por eso, observará  también que la puerta está dividida transversalmente por la mitad, para dejar abierta siempre la parte superior

La distribución interior no tiene nada de diferente a una vivienda tradicional: techo en forma de bóveda para repartir bien el peso de la tierra que cubre la cueva; saloncito;  cocina con sus enseres; la cuadra al fondo con el pesebre de las bestias y la marranera de los cochinos; (...); todo adornado con enseres de la vida rural (desde unidades de medida hasta arados; herramientas del campo y utensilios de la casa, (...) para justificar un poco la condición de Museo de la vida rural que tiene la cueva que el Ayuntamiento  ofrece a la curiosidad del turista.

¡Cómo no¡. Enfrente tiene Vd. la iglesia de Nuestra Señora de Gracia con la Virgen de las Cuevas, representada en un lienzo del S. XVII, de escuela, posiblemente, de  Murillo. Virgen encontrada en la leñera de un horno que da lugar a la Ermita que hoy está bajo la impronta de S. Pedro Poveda, el “apóstol de las cuevas”.

De la sencillez de las cuevas al Museo de la Santa Apostólica Iglesia Catedral, desde 2.001, donde encontramos lienzos procedentes de conventos e iglesia, no desamortizados, aunque, sí, tal vez, desmantelados. Pintura barroca del XVII y del XVIII, al óleo, en óleo sobre cobre, con tintes tenebristas, (...) que narra la historia de la diócesis de San Torcuato.

No deje de observar, al menos, el cuadro – puerta abatible, tal vez secreta, de algún convento.

Y no deje de mirar cómo bajo el suelo de la sala de los obispos de la cristiana Guadix se encuentran restos de la muralla  de la Guadh – Haix o “río de la vida” árabe.

Deténgase ante la Inmaculada en alabastro policromada cuando camine de  paso hacia las Salas Capitulares donde tendrá el privilegio de pisar un suelo original de mezquita almohade que tiene más de 500 años. Aquí hay  imaginería barroca de escuela granadina, una Inmaculada de José de Mora en madera policromada, una Dolorosa del accitano  Torcuato Ruiz del Peral, también madera policromada, etc..

A continuación, la Sala de ajuares de los obispos donde llama la atención la casulla que revistió el 1º obispo que tuvo esta diócesis tras la Reconquista, regalo de los RR. Católicos, para terminar viendo los cálices y custodias, que en su mayoría son donaciones hechas a la Catedral.

Y la Catedral,  de color ocre, como el pueblo; inspirada en la de Granada, con fachada, que es un verdadero retablo en piedra, plateresca, barroca y renacentista, como corresponde a un templo comenzado en 1.579, siguiendo la traza de Diego de Siloé y terminado en 1.796. Portada de tres cuerpos horizontales y otros tres verticales. Columnas con hornacinas con los Siete Varones apostólicos (San Torcuato es uno de ellos). Lienzo de la Encarnación y sobre él, el medallón del poder de los borbones (Felipe V)

Dentro, sorprenden, por un lado, la copia de la Piedad de Miguel Ángel, traída en 1.931 por un diplomático de la Embajada de España en Italia, y, por otro, el arco de “cuerno de toro de la capilla de San Torcuato, solución arquitectónica para ajustar lo circular a los rectangular de las 10 capillas restantes.

Luego, el gótico, lo renacentista y lo barroco se entrecruzan como ejemplo del fluir de los tiempos, a lo largo y ancho de sus tres naves, - la central interrumpida por el coro con girola y  la espléndida cúpula sobre el crucero.

Por fuera, en el lateral izquierdo, la puerta de Santiago, agosto de 1.718,  dedicada, sin embargo, a la Virgen (azucenas) y al poder real de Isabel de Farnesio y Felipe V (I y F).

El ámbito eclesial da paso a lo que fue  alcaicería y  judería, repoblada por los Reyes regalando tierras de infieles a los cristianos que le ayudan a derrotarlos. Y, por eso, el Palacio de Villalegre de los Fernández de Córdoba;  el Hospital Real de la Caridad levantado sobre una antigua sinagoga y la casa del Administrador del Hospital, el padre del autor de “El sombrero  de tres picos” Pedro Antonio de Alarcón; o el Palacio episcopal.

Gentes que dan lugar al “barrio latino”, no por herederos directos de la primigenia  Julia Gemella Acci, sino por dominar el latín (lengua del poder: cultura, nobleza  e iglesia).

Sobre el mismo suelo que pisaron los árabes con sus baños, etc se levantó el barrio de los reconquistadores con sus conventos de la Concepción franciscana con  dos portadas (deterioradas hoy) de ladrillo y tapial;  su Iglesia de Nuestra Señora de las Lágrimas (S. XVII – XVIII), casi circular;  su antiguo Seminario a través del cual se pasa a la alcazaba árabe,  y el Palacio fortaleza medieval de Peñaflor con su balcón, cual casa. colgante, en la esquina de la calle Puerta Alta, una de las entradas por la muralla, o la Iglesia de Santiago, obra de Siloé,  con su portada – retablo en piedra junto al Monasterio de las Clarisas.

A desembocar en la Plaza del Ayuntamiento que es copia de la original, reconstruida tras el incendio que la destruyó en 1.936.

Mandó hacer esta obra siendo Corregidor Don Antonio Álvarez de Bohórquez, Caballero del hábito de Santiago y gentilhombre de la casa real de S. M don Felipe III, alguacil mayor del Santo Oficio de la Inquisición de la ciudad y reino de Granada, veinticuatro de la ciudad de Córdoba. El doctor Francisco de Villalta Dávalos su Alcalde Mayor. 1.606

Plaza cuyo rectángulo está enmarcado por  9  x 25  arcadas escarzanas, si no hemos contado mal, en las cuales se pueden observar los símbolos del yugo y las flechas (RR.CC.), el águila bicéfala (Carlos I) y yugo con cordón de los Corregidores.

Plaza porticada, cual traducción al ámbito civil del claustro catedralicio, al tiempo que lugar de encuentro de los guadijeños se reúne para aplaudir los aciertos de sus gobernantes, protestar  cuando así conviene, festejar sus tradiciones (Cascamorras del 9 de septiembre),  vender y comprar, pasear, convidarse y...hasta comer bien como hicimos nosotros en el “Liceo Accitano”

Y si le sobra tiempo, a unos  15 Km. de Guadix, podrá visitar el castillo – palacio de los Mendoza en  La Calahorra, uno de los dos castillos andaluces, remodelados a principios del S. XVI (de 1.500 a 1.513), que fueron pioneros en la implantación del Renacimiento en España, donde, por cierto, el casquivano del primogénito del cardenal Mendoza alojó a su mujer tras raptarla del convento en que se encontraba internada.

 Encontrará una fortaleza, proyecto de Lorenzo Vázquez, por encargo de Rodrigo de Vivar y Mendoza, primer marqués del Zenete, que, interiormente, gira en torno a un patio cuadrado, con arcadas de medio punto sostenidas por columnas corintias en dos plantas de altura, cuyas galerías se cubren con bóvedas.

Volverá a percibir que este testimonio del pasado, como el propio Guadix necesita ser recuperados del olvido en que han decaído, tal vez, en cumplimiento de la vieja sentencia del  obispo Torcuato:

Gente de Guadix: hambre no pasaréis, pero de buenos gobernantes siempre careceréis”.

 

Grupo “NUMEN” 

El 25 de noviembre 2.006, algunos miembros de la Asociación acudimos a visitar la exposición pictórica que el Grupo NUMEN (musa, inspiración artística) presentaba en la sala de exposiciones del Círculo de la Amistad de nuestra ciudad.

Dicho grupo lo forman un conjunto de excelentes pintoras  dirigidas por su maestra Made Gallardo. Colectivamente, ya han expuesto en Córdoba, Puente Genil, Sevilla y otras ciudades e individualmente algunas de sus obras se han podido ver en Honduras y Argentina.

La exposición muestra cuadros al óleo y algunas acuarelas, que de forma realista representan paisajes exteriores de Córdoba, Las Alpujarras, Sevilla, Puente Genil, Lagunas de Zóñar, El Barco de Ávila, río Guadiana, marismas de Rota,...Aunque toda la muestra se basa en la representación paisajística, también contemplamos dos óleos figurativos: “El Espartero” y “La Bolillera”.

Durante la visita, los asociados recibimos explicaciones y toda clase de atenciones por parte de nuestra compañera en la Asociación Juani Olaya y de la directora del grupo NUMEN a las que felicitamos efusivamente deseándoles toda clase de éxitos en su quehacer artístico.

 

 

El Barroco ecijano (2 de diciembre 2006) 

Aún antes de llegar al puente por el que la Vía Augusta cruzaba ya el Genil para entrar en la “Augusta Firma Astigi” fundada en el año 14 a. C., ya se divisan las 11 torres y 16 espadañas que nos recuerdan la Écija del S. XVIII, tiempos de esplendor vinculado a la concentración de la propiedad y del poder eclesiástico y aristocrático.

La “Ciudad de las torres”  nos recibe con su cielo encapotado con  nubes que a lo largo del día dejarán caer sobre la “Ciudad del Sol”  el agua que parece tenían reservada para nosotros.

Lluvia que, no obstante, no amilana a los excursionistas, los cuales pasean la ciudad deteniéndose una y otra vez para reconocer los ejemplos que “el siglo de oro ecijano” ha dejado a lo largo y ancho de su entramado urbanístico.

Tras dejar el autobús junto al Estadio Municipal “San Pablo” nos adentramos en  Écija y por calles estrechas y sinuosas llegamos al Convento de la Santísima Trinidad y Purísima Concepción (S. XVI – XVIII) fundado por las hermanas Luisa y Francisca Marroquí, siguiendo la impronta de Santa Beatriz de silva, aquella dama castellana que se salva milagrosamente de su encierro en un cofre, donde, además recibió la visión de la virgen que le dice que ha de fundar una Orden religiosa dedicada a la limpia concepción de María.

La iglesia de este primer monumento barroco ecijano  tiene una portada adintelada manierista y su estructura es como un cajón alargado con testero plano y  techo artesonado de lacería. De los cinco retablos que podemos ver, el que más nos llama la atención es su retablo mayor con un gran espacio central más dos calles con una decoración que ocupa todo el espacio, destacándose las esculturas de la Inmaculada Concepción y el Crucificado.

En el exterior, resalta su mudéjar  espadaña  doble que produce el efecto de una torre (1.760), decorada con azulejos sobre estuco blanco y dotada de la sensación de movimiento gracias a sus entrantes y salientes.

Caminando por  estrechas y sinuosas calles,  pronto vemos la espadaña encalada, sin azulejos, del convento  de Santa Inés del Valle en Puerta Palma. (1.487) fundado con aportaciones de los aristócratas de la ciudad. Su iglesia de 1.630, con entrada lateral,  tiene planta rectangular y bóveda de cañón con cúpula adornada con yeserías.

El retablo, de la transición del renacimiento al barroco, tiene tres calles, dos cuerpos y ático. En él se nos enseña el milagro de la Santa (1.240) que portando una custodia ahuyenta a la morisma.

La iglesia es un catecismo. Si el altar mayor nos cuenta el milagro origen del convento, el altar de la  mártir adolescente Santa Inés, de un barroco simple con estípites y cornisa mixtilínea, nos muestra el cordero (agnus), origen del nombre de la Santa. El de San Juan Bautista, con su túnica de camellos, señala al Cordero del cual es el precursor. San Juan Evangelista, simbolizado con el águila, está en un altar con arco de medio punto, y llevó en su tiempo la copa con veneno que se tomó para demostrar la veracidad de su predicación. Santa Ana lee con la virgen en un altar lateral, barroco abocinado (1.762) y la Dolorosa (S. XIX) nos muestra el sufrimiento materno ante las desgracias del Hijo.

En este recorrido, no deje de detenerse, ante la portada, al menos, del Palacio de los Palma (S. XVI – XVIII) o antiguo convento de las Dominicas en calle Espíritu Santo. Y si puede, visite su museo.

Una torre inacabada, de principios del S. XVIII, nos avisa de la cercanía del convento de San Pablo y Santo Domingo, (S. XIV), levantado en los terrenos que el noble caballero Lorenzo Fernández de Tejada donó al Prior del convento de San Pablo de Sevilla.

.La historia local nos cuenta cómo allá por el siglo XV un niño se da cuenta de los muchos pecados de los ecijanos. El niño no sólo no es creído sino que es castigado por su especie de oráculo. Al fin lo recibe San Pablo, que se dice predicó en Écija, y, tras la conversación, se dan la mano, quedando estas unidas de tal manera que sólo una procesión  milagrosa como reparación de los pecados podría separarlas. Y así fue, en efecto, terminado el acto religioso las manos se desanudaron. Testimonio de todo lo cual quedó en su fachada con dos cuerpos y una puerta adintelada con pilastras toscanas, friso, cornisa y edículo con frontón triangular que lleva un  retablo cerámico con el milagro de San pablo, 1.436.

La especial devoción a la Virgen del Rosario se pone de manifiesto con una magnífica capilla de barroco ecijano  situada a los pies de la iglesia y con un gran rosario clavado en el exterior de la torre, que a este cronista no le gusta particularmente.

Eres más desgraciado que el postigo de San Rafael” nos dice Marivalle, deteniéndose en un rincón ecijano. Los cordobeses, sorprendidos, se extrañan de que el dicho también sea conocido fuera de nuestra ciudad y se preguntan porqué. Su narración, como es natural, tiene sabor localista, aunque, no por eso, sea menos curiosa.

Se dice que en tiempos de “Los siete niños de Écija” , don Luis de Vargas,”el que a los pobres socorre y a los ricos avasalla”, viniendo  de Sevilla, se encontró con la carroza de doña Rafaela de Amaniel, que había sido asaltada por los bandoleros.

Pese a su fama, don Luis se adoleció de la dama, la atendió, la acompañó,..., terminado por enamorarse. Así, pues, se veían en la parte trasera (postigo) del palacio de doña Rafaela. Pero, he aquí, que la dama cayó enferma, razón por la que don Luis decidió poner un San Rafael en el postigo de sus amores.

Mas la desgracia vino en forma de la Guardia local que lo apresa cuando estaba intentando colocar el cuadro. Cuadro que permanece, puesto por la familia, en recuerdo de unos amores truncados,

El día amenaza lluvia y, sin embargo, la gente responde a la llamada de la torre (1.768)  de San Juan (S. XVI – XIX) es una de las más barrocas de Écija, con decoración  de ladrillos y azulejos.

Esta construcción, que quiso ser copia de la iglesia de San Juan de Letrán (Roma), es  uno de los edificios más singulares de Écija por ser el resultado de la adaptación llevada a cabo por Antonio M. de Figueroa (S. XVIII) y del proyecto neoclásico de Ignacio Tomás (S. XIX).

Sólo es visitable lo que, en realidad, es  la Capilla del Sagrario de la iglesia proyectada cuyos restos de pilares y soportes se advierten al  pasar por el patio de acceso a la iglesia.

En el  interior de la iglesia de una sola nave y cúpula, destaca el retablo mayor del barroco de  XVIII, con la imagen de Jesús Nazareno entre la Virgen de la Misericordia y San Juan Evangelista, rematado con un ático en el cual  destaca un relieve de la Verónica flanqueado por S. Pedro y San Pablo.

Otros retablos con estípites que semejan un cuadro plano como el de la Santísima Trinidad y el Descendimiento, decoran  las capillas laterales, cerradas al pie de la iglesia con la sillería de coro  y  lienzos como el de la Inmaculada Concepción.

Llueve. Es la primera vez que este cronista observa cómo el grupo se rompe. Unos quieren ir al mercado barroco y desaparecen. Otros, huyen de la lluvia y se van al restaurante. Estos necesitan satisfacer sus  necesidades orgánicas y se van a orinar. Aquellos no saben qué hacer.

Al fin, nos reencontramos todos en el restaurante donde no secamos por fuera y nos mojamos por dentro con la agradable comida en armonía, como siempre, que degustamos en el Pirula.

Y llueve, ahora mucho. Sin embargo, más de 30 asociados deciden volver a la Écija monumental y así lo hacen dirigiéndose a la Iglesia de Santa Cruz (S. XVIII) levantada sobre un solar ocupado anteriormente  como lo demuestran los capiteles visigodos, el arco mudéjar o las arcadas renacentistas que se ven en el patio.

Es una iglesia sin terminar de estética neoclásica, aunque su altar mayor  ofrezca desde un  retablo barroco, instalado hacia 1.950 procedente del convento de los Mercedarios, una escultura de Nuestra Señora del Socorro (S. XVI), la imagen de San Pablo, patrón de la ciudad, y un gran sarcófago paleocristiano con relieves alusivos al Buen Pastor, a Daniel y los leones, etc,  que sirve de mesa de altar.

A los pies, el coro (S. XVIII)

Al pasar a la nave de la epístola podemos reconocer varias imágenes: la Virgen del Pilar, Nuestra Señora de Loreto, la Virgen de Fátima,...y, al fondo, un retablo neoclásico del Resucitado (S. XVII).

La nave del Evangelio, ofrece a San Crispín, 1º obispo de Écija martirizado con un puñal calvado en el cuello; el retablo del Cristo de la Sangre o “de los gitanos” atribuido a Rafael del Águila; el camarín de la Virgen del Valle acompañada de  San Fulgencio (obispo de Écija)  y su hermana Santa Florentina, con un sagrario con puerta de plata repujada con motivos vegetales; así como un retablo neoclásico con la imagen de Jesús Nazareno, entre otros altares.

Aunque no llueva, merece la pena visitar el Museo parroquial donde hay numerosas obras de Diego Alfaro, pinturas varias y vestiduras talares (casullas, capas pluviales, paños de hombros, palios, frontales de altar,...) y una importante colección de orfebrería que justifican el tiempo dedicado a este encuentro con el patrimonio astigitano.

Sigue lloviendo, pero el ánimo no decae. Ahora toca visitar la Iglesia de Santa María, situada muy cerca del Salón ecijano, en obras desde hace demasiado tiempo.

Superando las inclemencias del tiempo meteorológico y las de las obras del Salón, avistamos la torre de dos cuerpos rectangulares y un remate cilíndrico (influencia de Hernán Ruiz) de la iglesia de Santa María, construida según proyecto de Pedro de Silva, realizada por Antonio y Ambrosio de Figueroa (S. XVIII), cuyas sepulturas en alabastro están en el interior de la iglesia,  y terminada por José Álvarez que le da el tono neoclásico que nos ofrece.

Levantada sobre una iglesia gótica mudéjar tiene planta de salón, con tres naves separadas por gruesos pilares con bóveda de cañón. La nave central, con cúpula muy elevada, lleva decoración arquitectónica. Detrás del tabernáculo manifestador se encuentra la Virgen de la Antigua. Tabernáculo presidido por Nuestra Señora de la Asunción, titular del templo.

 En su recorrido, por el lado del Evangelio, es bueno detenerse ante el Tenebrario del XVIII, el Crucifijo en retablo de la transición al S. XVIII; el retablo barroco con la imagen de candelero de Jesús Cautivo con la cruz de los Trinitarios, cuyo peso en oro es superado por su valor como Salvador del mundo, según la fe de los creyentes,  y el de la imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas, que procesiona con el Cautivo.

En la nave de la Epístola, al fondo, la Capilla del Santísimo con la Virgen del Roció y la de Nuestra Señora del Valle.

Tras ver la muy interesante colección arqueológica del Museo parroquial, podrá abandonar el templo saliendo por un cancel semicircular que crea el especio recogido a que invita la Iglesia de Santa María.

Y si no lloviera, aún puede recrearse dándose un paseo por las Portadas Barrocas y  Miradores que serán un muy buen complemento de su itinerario por el patrimonio monumental  de la Écija de siempre.

 

Mozart  y la Trompa  

Es verdad que las excursiones son la oferta que goza de las preferencias de los asociados; pero no es menos cierto que la Junta de Gobierno entiende que  objetivos de la Asociación  son promocionar las otras manifestaciones de la Cultura como son las visitas a exposiciones, las conferencias o las audiciones musicales.

A esto último fuimos invitados el pasado 4 de diciembre de 2.006, a las 8,30 de la noche en el magnífico salón de actos de la Delegación Provincial de Cultura.

Por otro lado, he de advertir al lector que esta crónica no puede ser la tradicional descripción de una actividad, sino que pretende ser, más bien,  una incitación a recrearse con la música que Mozart (Salzburgo, 1.756 – Viena, 1.791) compuso para trompa.

Este fue el objetivo que don Fermín Galdus, se propuso cuando, para abrir apetito musical, nos invitó a escuchar un fragmento, en el que, incluso se perciben sonidos que nos recuerdan a los de los arcabuces de la caza,  de la música compuesta por el padre de Mozart para nuestra “caracola o trompa, pues no en vano la obra didáctica de Leopold Mozart casi resulta indispensable para conocer el recto modo de interpretar la música de su tiempo.

 El conferenciante hace un repaso histórico del instrumento “cuerno de caza”  (posthorn) que empezando en cacerías acaba introduciéndose en la música que él mismo toca para demostrar cuáles son los sonidos naturales de la trompa. Acción que completa ofreciéndonos fragmentos musicales con los instrumentos originales para compararlos con la sonoridad de estos mismos pasajes con los mismos instrumentos modernos.

Don Fermín nos muestra cómo las contribuciones de Mozart al desarrollo del concierto instrumental, destacando las composiciones dedicadas que Mozart dedicó a la trompa, animado por el virtuosismo del trompista J. Punto .

Las notas musicales ilustran de nuevo la conferencia que nos da a conocer cómo Mozart cultiva la amistad y lo festivo son su música, componiendo obras en complicidad con sus amigos.

Y la trompa suena de nuevo en el 1º movimiento del 3º concierto de Mozart y en el quinteto para piano y cuatro instrumentos de viento que, cual caja de música, deja al alma encallada en las arenas del bienestar que reporta dejarse llevar por los sonidos armónicamente conjuntados repletos de encanto y originalidad que muestran la sabiduría compositiva del genial músico salzburgués.

 

 

PREMIOS “JUAN BERNIER” 2006 

El Salón de Actos de la Delegación Provincial de Cultura se vio muy concurrido  en la mañana del día 19 de noviembre de 2.006, porque, una vez más, la Asociación iba a poner de manifiesto que cumplir con los deberes mínimos de reconocimiento al quehacer de nuestros maestros  es uno de los compromisos que tenemos con el porvenir.

 Este año de 2.006 hemos querido reconocer y hacer pública la gran labor de tres personajes gracias a los cuales  el Arte, la Arqueología  y la Historia son hoy un poco más ricas que ayer; a saber:

En Arte, don  Juan Polo Velasco, representante  de la sabiduría estética andaluza que con su llamarada de originalidad hace posible que captemos la belleza al contemplar sus creaciones

En Arqueología, don José Clemente Martín de la Cruz, investigador que, entre otros hallazgos, ha logrado un acercamiento profundo a la secuenciación de la Edad del Bronce en el Valle Medio del Guadalquivir y en la evolución inmersa de la Edad del Cobre a la Edad del Bronce. Además de ser un auténtico maestro considerado por sus alumnos como un profesor cercano, abierto y sencillo y  comprometido con su trabajo.

            Y en Historia,  don  José  Manuel Cuenca Toribio,  profesor, decano de nuestra Universidad, investigador y divulgador con rigor y seriedad de los procesos y corrientes más características de la historia de Sevilla, Córdoba, Andalucía, España, la Iglesia, etc.  con el afán de dar la imagen cabal de los mismos, a veces distorsionada por razones ajenas a la pura especulación intelectual.

 

Premios "Juan Bernier", edición de 2006

 

            Tras la exposición de los méritos que concurren en los homenajeados, le son entregados los diplomas correspondientes de manos de la Ilma. Sra. Delegada Provincial de Cultura, doña Mercedes Mudarra, don Luis Rodríguez, tte. de Alcalde, Delegado de Cultura del Ayuntamiento de nuestra ciudad y don José Naranjo Ramírez, Vicerrector de la Universidad de Córdoba, que nos honran con su presencia validando con ella la decisión tomada por la Asociación para este año.

            A continuación, don Juan nos invita a visitar su Taller – Museo donde modela lo que siente y encontramos al artista que nos asombra por su capacidad creadora y nos enamora por su afectiva acogida.

            Don José Clemente recuerda agradecido a Juan Bernier, pero, sobre todo, reconoce emocionado que su familia es acreedora de su reconocimiento público por la colaboración que le presta permitiéndole dedicar a su trabajo todo el tiempo que necesita.

            Y don José Manuel, tras ensalzar a Juan Bernier, hace pública confesión de sentirse enraizado en Córdoba y nos dice que el premio es aliento para el cultivo del diálogo con las sombras del pasado y estimula a la Asociación a que continúe siendo custodio de la Historia, del Arte y de la Arqueología, como medio de proyectarnos hacia el futuro.

Finalmente, la Ilma Sra. Delegada cierra el acto pidiendo a la sociedad civil que se implique en la cultura, como lo está haciendo la Asociación Arte, Arqueología e Historia.

A lo cual responde el Presidente, anunciando que quedan convocados los “Premios Juan Bernier 07”, que da por concluido la parte académica de la convocatoria.

Porque, tras la comida tradicional y tertulia consiguiente, los “Premios Juan Bernier 06”  abren la puerta para el año próximo en nuestro objetivo de que los méritos de nuestros artistas, científicos, investigadores y maestros no sean callados y enterrados en las oscuras tinieblas del olvido.

 

 

[1]Los custodios del grial" de Ángel Almazán de Gracia

[2]Vino un ángel (...) (y) con eso me llevó a un monte (...) y mostróme la ciudad santa de Jerusalén (...) Y tenía (...) doce puertas (...) Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos” (Ap. 21, 9 – 14)

 

 

 

 

 

ACTIVIDADES