ARTE, ARQUEOLOGÍA e HISTORIA

Montilla (20-03-2010)

Visita Cultural a Montilla

Viernes 11 de marzo de 2011 por Cronista: Juan Gutiérrez García

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Montilla (20-03-2010)

 

Desayunamos en Montilla - se dicen los viajeros al subir al autobús que nos llevará a darnos un paseo por la ciudad de Montilla. Así, se hace en efecto, antes de concentrarnos en el Llano de Palacio de los duques de Medinaceli, s. XVI, derribado por Fernando III, aprovechando sus piedras para edificar el convento de Santa Clara y el de San Francisco.

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Nuestra guía, pronto nos adentra en el casco urbano a través de un arco que da acceso a la plaza del convento de Santa Clara, obra de los duques de Priego, 1512, para los franciscanos, aunque cedido en 1525 a su hija María Jesús de Luna para acoger a las monjas clarisas, rama femenina de San Francisco.

Es, realmente, un monasterio, que llegó a tener hasta 100 monjas, con su patio de recepción, torno, locutorio, celdas e iglesia.

Desde el patio Vd. se puede encaminar hacia la iglesia de deteriorada portada gótica de Hernán Ruiz, con los escudos de los marqueses de Priego (águila) y de los franciscanos.

Sólo los marqueses podían acceder a la iglesia a través de un corredor privado levantado a la izquierda de la portada.

En la cabecera, un retablo del s. XVIII, barroco muy cargado, en verde y dorado en que podemos distinguir El ascenso de Jesús al cielo (relieve) y las imágenes de Sta. Clara y San Francisco; S. Diego de Alcalá y S. Francisco Solano

Se completa el devocionario con otros altares también barrocos distribuidos por la nave del templo, tales como el de Santa Ana y la Virgen Niña, San José y el Niño, San Francisco, San Pancracio, San Buenaventura, San Antonio de Padua.

A la izquierda, la Virgen de la Antigua con bóveda gótica, s. XVI.

Son visibles los balcones desde los que los marqueses de Priego escuchaban la Misa.

Suelo de barro, encerado. La iglesia estuvo pintada. Aún se puede comprobar en los pocos restos que quedan en el muro al lado del comulgatorio – confesionario de las monjas

Artesonado mudéjar de par y nudillo desde el retablo del presbiterio hasta el coro alto a los pies.

Dos coros: superior, cerrado por celosías y cuarterones con motivos vegetales y el inferior con sillería.

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Pulpito.

Las monjas son de clausura. Recibían la comunión en un espacio reservado para ello, sito a la derecha del presbiterio. Hoy es su confesionario.

Antes de marcharse, Vd. puede darse una vuelta por el torno del convento donde podrá adquirir suspiros del almendra, magdalenas, ...dulces de monjas.

Salimos a la calle y continuamos ahora por la Calle San Luis – a su izquierda Calle Baja y Alta - y vamos comentando que, en el S. XVI, al ser Montilla un pueblo rico concentra en él hasta 15 centros religiosos: clarisas, mercedarios, “Rebaño de María”, parroquias, (...) A esta ciudad venía a pedir San Juan de Dios. Aquí vivió San Juan de Ávila cuya casa, con dinteles de piedra, aún es visible al lado de su iglesita, “Nuestra Sra. de la Paz, en una calle que sale a la derecha de la de San Luis. Y llegamos a la calle Capitán Alonso de Vargas donde se encuentra la Casa del Inca Garcilazo de la Vega o Gómez Suárez de Figueroa (Cuzco, Perú, 12 de abril de 1539 – Córdoba, 23 de abril de 1616). Hijo no reconocido hasta la hora de su muerte por el extremeño Sebastián Garcilaso de la Vega y de la inca Isabel Chimpu Ocllo.

Con la buena herencia recibida del capitán extremeño se vino a España y, tras pasar por la tierra natal de su padre, El Inca, a partir de 1561, se estableció en Montilla al calor de su tío Alonso Vargas. Aumentó su capital con los bienes que le dejó su tío y, así, se pudo dedicar a apadrinar niños y otras obras benéficas y, sobre todo a escribir: “Historia de la Florida y jornada que a ella hizo el gobernador Hernando de Soto, 1605”, “Historia general del Perú”, 1617.

En 1591, se trasladó a Córdoba donde murió, siendo enterrado en la Capilla de Ánimas de la Mezquita – Catedral.

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La casa que hoy visitamos no está como originalmente se encontraba, ya que ha sufrido diversos usos, incluido el haber sido casa de vecinos. Cuando la compra el Ayuntamiento, 1992, bajo la dirección del arquitecto Antonio Ramos, las cuadras se convierten en bodega con muestras de barriles firmados por personalidades varias, se ponen unas puertas traídas del viejo ayuntamiento a la biblioteca, que hoy tiene más de 1.000 ejemplares. (Estas puertas son curiosas, están talladas de distintas forma por ambas caras), otras dependencias se hacen despacho - museo donde podemos ver el busto y un bastón de mando del Inca, unos cofres con tierra de su Cuzco natal, libros como “Comentarios reales”, 1609.

Calles: Ciudad de Sevilla, Herradores, Corredera (Iglesia de la Encarnación con los restos de San Juan de Ávila), San Fernando, Plaza Ángel Sisternes ...y ya estamos en el Museo Garnelo, antigua Casa de las Aguas ya que aquí estaban los depósitos del agua que surtía a Montilla, obra del dueño de esta casa, el ingeniero militar José María Sánchez Molero que vivió en ella hasta su muerte, fecha en que pasó a su sobrino Ángel Sisternes.

Más tarde, 1940, la compró la Condesa de Aguilar. Con fecha 5 de mayo de 2000, pasa a ser propiedad del pueblo de Montilla cuya Corporación Municipal decide dedicar el edificio a Museo de su pintor: José Garnelo (1866 – Enterrado en la parroquia de Santiago de Montilla, 1944), que si bien es nacido en Enguera (Valencia) es montillano desde su temprana edad de dos años.

Vive en Montilla, Bachillerato en Cabra, Filología en Sevilla, arte en Roma. Docencia en Cádiz, Madrid (Subdirector del Museo del Prado, Pintor de la Corona,..) y Barcelona (es maestro de Picasso y Dalí).

Pintor realista, cultivador del retrato, de la pintura histórica, intimista y religiosa.

Hacemos un recorrido por las distintas salas deteniéndonos en los retratos de su familia en la primera sala donde han colocado su caballete. Subiendo la escalera, obra de Ánibal González, entramos en la segunda sala donde destacan su autorretrato y “Las gitanas” que fue el primer cuadro que entró en el Museo.

Tercera sala: “A la guerra” (con la cara de su padre), Retrato de su madre viuda con el negro muy bien trabajado, sus Padres con nieta, Alfonso XIII.

En la pequeña sala nº 4 vemos “El pedagogo”; “Ventura y Coriolano” con la madre riñendo al niño por cercar Roma; y al salir al pasillo nos encontramos con cuadros de Paisajes: La Alhambra, El Puntal (Montilla), el Señor Osacar que es un ejemplo de los retratos que hacía por encargo.

La quinta sala es la de los Murales y bocetos y estudios de obras tales como “El collar de la justicia” (en el Tribunal Supremo) o el “Casón del Buen Retiro” de Madrid.

El costumbrismo se presenta en la sala nº 6: “La capea” (cuadro en el que predominan los rojos y los amarillos y en el que importa más el espectáculo que el toro); “El piropo” o “Dama con papagayo”

El intimismo y detallismo se puede ver muy bien en la sala séptima donde están expuestas las tablas que pintaba Garnelo cuando viajaba: Gredos, marinas, ...

El dibujo y estudios de anatomía a lápiz, acuarela y papel en la octava sala.

En la sala novena, la pintura religiosa y costumbrista: La nodriza (una cabra); San Francisco Solano, Santa Casilda,..

Merece la pena hacer este recorrido con tranquilidad, con más tiempo del que nosotros le teníamos designado si queríamos seguir nuestro recorrido que ahora nos lleva a las Bodegas Alvear.

No en vano estamos en el centro de la comarca Montilla – Moriles: dieciocho pueblos que dedican sus mejores afanes a cultivar la uva blanca Pedro Ximénez que da un vino de 14 a 16 grados Beaumé que permiten obtener un vino fino de 15º sin necesidad de añadirle alcohol alguno.

La Bodega “Alvear” merece ser conocida. No en vano es la 3ª más grande de España y, aunque familiar, ya exporta a 25 países.

Un recorrido por su patio nos permite ver el trayecto que sigue la uva desde su recogida en agosto hasta la degustación del vino en la bodega.

Llegada la uva al centro transformador se va descargando en un sinfín que la lleva, sucesivamente, al despalillador, la prensa donde se hace mosto y al depósito de fermentación. Si queremos vino Pedro Ximénez, hay que dejar que la uvas se conviertan en pasas y trabajarlas con prensas con más atmósferas de presión.

El mosto de la prensa pasa a unos depósitos donde fermentará – unos 15 días - y quedará decantándose durante unos 6 meses, antes de ser filtrado el alcohol procedente del azúcar de la uva de unos 25 º B. Todos los depósitos, de unos 9.000 @ cada uno, se enfrían con agua helada que circula a su alrededor. Después se procederá al envejecimiento de vino de la cosecha anual.

La nave que nosotros visitamos almacena 3.000.000 litros.

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En la bodega grande, el CB (¿Carlos de Borbón?) se envejece con soleras (las cubas del suelo) y criaderas 1ª, 2ª, 3ª y 4ª. De cada solera se va sacando el vino que se ha de consumir – vender. El vacío producido se rellena con el de la 1ª criadera; el de ésta, con el de la 2ª, y así, sucesivamente. Eso sí, aunque la capacidad de cada bota sea de 600 litros, sólo se rellena hasta los 532 ya que hay dejar espacio libre para otros subproductos necesarios para la obtención de un buen vino.

No se asuste si ve que la bodega tiene telarañas o está muy oscura. No olvide que la crianza del vino es un proceso biológico que atrae a los mosquitos que se comerán las telarañas y así, no será necesario el uso de insecticidas químicos.

Y por lo que respecta a lo negro –sucio del techo y paredes no olvide tampoco que esa es la “parte que se beben los ángeles”; o sea, el vino que se evapora por los poros de la madera de las botas.

En las cubas verá un número: indica el total de estos depósitos que hay de cada criadera. Barriles que, por cierto, no se mueven nunca de su sitio. La mezcla de vinos se hace en los trujales.

No se vaya todavía. Antes de marcharse deguste un amontillado (a partir de 7 años), un vino semi – dulce o una o dos copas de seco Montilla. Su cuerpo y su espíritu se lo agradecerán.

Yo creo que es hora de comer. Así lo hacemos nosotros en un ambiente de gran camaradería y convivencia. Comida elegante, en esa ocasión.

Reanimados, ahora nos dirigimos a la Iglesia del Santo (San Francisco Solano, 1549-1610) que “prendió muchedumbres en las cuerdas de su violín” De familia humilde acomodada. Estudió con los franciscanos de Montilla en el ambiente de S. Juan de Ávila. Doctrinó por Andalucía y a los 40 años se marcho a Perú. Enterrado en la catedral de Lima. A Montilla trajeron su cráneo.

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La iglesia de que es titular, ubicada en el solar de su casa natal, se empezó a levantar hacia 1681. Tiene tres naves. En su retablo barroco, ya restaurado, vemos las imágenes de San Antonio y San Andrés, a un lado; San Francisco Solano, en el centro, y a San Juan y S. Francisco de Asís, a la derecha.

Capillas interesantes son la de Ntra Sra de la Aurora, patrona de Montilla; la Virgen del Populo con un marco recargado, tal vez, en exceso, ..

La sala de reliquias conserva la Cruz “con la (que) juntaba la juventud y les predicaba”; el relicario con un trozo del cráneo del santo; copia de una carta a su hermana Inés con consejos espirituales (Lima, 16 de marzo de 1610); la silla del santo en el convento de S. Lorenzo; el bastón que “traía en su mano”; (...).

La torre, con azulejos, está adosada a la Iglesia.

Pero no vaya Vd. cuando estén ensayando los músicos de Semana Santa. No le dejarán ver esta Iglesia como la obra se merece.

Diríjase mejor hacia el Museo local de Arqueología, pasando por la Plaza de la Rosa o de la Constitución, que deja a su derecha La Tercia, obra de tipo renacentista, aunque hecha en 1921 – 23, a expensas del conde de la Cortina. Torre en una esquina.

Al fondo, la Ermita de la Rosa, s. XVI, gótico mudéjar.

Y de aquí, al Museo local de Arqueología, sito en calle P. Miguel Molina, levantado en terrenos del antiguo convento de salesianos (Mª Auxiliadora).

Es una proyección de la arqueología del Guadalquivir enriquecido con piezas del entorno municipal de Montilla.

La Prehistoria nos ofrece testimonios de los asentamientos humanos de la zona. Del Paleolítico inferior: hachas de mano de zonas de agua, cuchillos; del paleolítico medio: raederas. Del Paleolítico superior: no hay nada.

En los muros, reproducciones figurativas de las cuevas.

Del Neolítico: cerámica, agricultura,....El hombre se define tal cual, se hace sedentario, piedra pulimentada, hoz,...

Calcolítico: comunicaciones, rueda,...contactos, diferencias sociales, cultivos.

Metalurgia (cobre más carbón). Restos que aparecen en Montilla en el S. XX, provenientes de un ajuar funerario (las diademas de oro y el puñal son copias).

El período orientalizante muestra cómo tuvo lugar por los contactos con los fenicios (rojos). Casas con planta circular, la vid y el olivo, cerámica a torno de pastas grises y barro rojo, telares de pesas,..

Lo ibérico nos presenta falcatas, monedas iberoturdetanas, fíbulas encontradas en el sitio más elevado de Montilla, exvotos de terracota, remate de un bastón de mando en forma de cabeza de caballo,...

La Iberia, objeto de deseo de romanos, cartagineses,...siendo ya Hispania en la que se encuentra la muy romanizada Bética no tiene restos de Montilla ciudad. Sí, por el contrario, de villas romanas que explotan la vid, el olivo y la agricultura: semillas de manzanilla, romero, salvia,.., azadas, ánforas, minerales (pico de minas), ajuar médico – quirúrgico, amuletos, lucernas, miliario de tambor hallado en Santa Cruz, monedas, ponderales, objetos de cristal traslúcido, vajillas y objetos varios de tierra sigilata decorada.

Reloj solar de dos parábolas con las segmentaciones que señalan las horas, restos de arquitectura (grapas, ménsulas, clavos, ladrillos,...). Lápida de Achilles o 1º testimonio de cristianización (“Peregrino soy. Feliz descanso en paz”). Columbario de incineración (previo al cristianismo) en inhumación (cristianización).

Del mundo visigodo rural: capitel y placas decorativas (esquematización de motivos), jarras, pilarillo, crismones, dolías, ..

Montilla aparece en la Baja Edad Media con repobladores cristianos. Época de gran religiosidad y de poder de la aristocracia como se muestra en el escudo renacentista de los marqueses de Priego. Familia que, al final del SVII, enlaza con los Medinaceli cuyo escudo cuartelado con el águila (Aguilar) se conserva en este Museo, en la misma sala donde se muestra la única colección de campanas del los siglos XVIII al XX que hay en Andalucía.


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