ARTE, ARQUEOLOGÍA e HISTORIA

Osuna

Visita cultural a Osuna (5-06-2010)

Viernes 11 de marzo de 2011 por Baldomero Alcaide

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Osuna

(5-06-2010)

Por Baldomero Alcaide Pérez

 

El día cinco de Junio 2010, nuestra Asociación hace la visita a la villa ducal de Osuna, la antigua Urso ibera, asentada en la fértil campiña sevillana. Durante el trayecto de ida, la vocal de Arte, Rosario Alcántara, nos da una documentada explicación sobre la casa ducal de Osuna, indicando que tuvo su origen en los castellanos condes de Ureña y que el título de Duque de Osuna fue concedido por Felipe II en 1562 a Pedro Téllez – Girón de la Cueva, 5º conde de Ureña y 1º duque de Osuna. En su amena disertación, nos fue comentando hechos importantes y anécdotas de esta aristócrata familia, así como algunos detalles de algunos de los duques, como los referidos al 12º, Mariano Téllez – Girón Beaufort, embajador de España en Rusia, célebre por su esplendidez y prodigalidad, que dilapidó su enorme fortuna en fiestas, banquetes y servidores, queriendo competir en la corte rusa con el mismo zar ruso.

Todos quedamos encantados con las anécdotas, datos y detalles que nos proporcionó la señora Alcántara sobre los duques de Osuna.

Llegados a la ciudad, la primera vista que hacemos es a las tumbas o hipogeos situados en las afueras de la población, a ambos lados de la cañada Vereda Real de Granada: Están excavadas en la roca caliza y algunas conservan las pinturas murales con que están decoradas. Hoy prevalece la idea de que son de época tardo – romana. Los primeros trabajos arqueológicos se hacen en 1874 sufragados por la Corona; los últimos se llevan a cabo en 1980.

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A continuación, visitamos lo poco que queda de un teatro romano, que puede ser fechado a finales del s. II o principios del III. Hoy se encuentra dentro de una propiedad particular, en un marco de gran dejadez y abandono. Sólo se puede apreciar parte de tres o cuatro filas del graderío.

Ahora nos trasladamos a las canteras excavadas en el interior de un montículo. Son de propiedad particular y se utilizan como lugar para celebrar eventos familiares (bodas, bautizos,...). En su jardín, vemos dos grandes reproducciones del toro de Osuna colocados sobre unos pedestales de unos tres metros de altura.

La portada por la que se accede al interior de las canteras ha sido adornada con motivos propios de la arqueología de la ciudad. Así, se han colocado dos grandes relieves, hechos con la misma piedra de la cantera, que representan el tocador del cornus; entre ambos relieves, va el escudo de la ciudad con dos osos y una esfinge entre ellos. También se ven cenefas que le dan a esta portada un cierto estilo babilónico. Pasando al interior de la cantera, se tiene la sensación de entrar en un gran vaciado de la montaña. En sus paredes, relieves. En el ambiente, un gran frescor (Fuera hace bastante calor, no olvidemos que estamos en junio).

Al salir, al fondo, la ciudad con sus restos de murallas medievales, la antigua Universidad, la Colegiata, algunas iglesias y parte del caserío de Osuna.

La Universidad. Don Juan Téllez de Giron, IV conde de Ureña y padre del primer duque de Osuna solicita del Papa que esta ciudad tenga su Estudio General. En 1548, el Papa Paulo III accede a ello y promulga su bula por la que se autoriza su construcción bajo la advocación de la Pura y Limpia Concepción de la Virgen María

Y así se hace levantando la Universidad en la colina que domina Osuna, cerro del Higuerón, junto a la Colegiata y el Hospital de la Encarnación. Es un edificio sobrio, de sillares de color dorado traídos de la cercana cantera. La portada es sencilla: un arco de medio punto flanqueado por un dintel labrado sobre el cual está colocada la imagen de la Purísima Concepción.

Es de planta cuadrangular y lleva, en sus cuatro ángulos, unas torres circulares rematadas con pináculos o chapiteles decorados con azulejos. Tiene como eje central un claustro cuadrado de dos plantas, con seis arcos de medio punto en cada lado.

La planta baja estaba destinada a aulas, capilla, sala de grados y rectoral. En la planta alta, los cuartos de los colegiales. Se accede a ella por una escalera con rico pasamanos y una bóveda decorada con rica yesería.

Yendo hacia el centro urbano, no deje el viajero sin visitar las iglesias barrocas de San Agustín, de San Francisco, de la Compañía de Jesús y del convento de Santa Catalina.

Llegados a la puerta de Teba (h. 1533), dejará atrás el Ayuntamiento con la Plaza Mayor, si quiere recalar en el Museo Arqueológico ubicado en la denominada Torre del Agua, una de las torres almohades de la muralla que aún se conserva.

Nuestro recorrido por el Museo, lo iniciamos por la planta superior: vaso campaniforme (3.000 a. C.), vaso orientalizante fenicio (s. VII a. C.), urnas funerarias ibéricas, sarcófago romano metálico, cerámicas romanas de paredes finas, de uso casero y de sigilata, lucernas, monedas, ex – votos de dioses panes y manes, instrumental médico, pesas de telares, ungüentarios, pebeteros, ladrillos visigodos, crismones, ...

En la planta inferior: leones iberos, estela funeraria, arca funeraria romana, esculturas romanas, ánforas para aceite y vino y las copias de piezas – símbolo de Urso, tales como: el tocador de cuerno (s. I a. C.); la Cuatro Tablas en bronce con las más antiguas de Hispania: las primitivas “lex Colonia Genetiva Iulia” o Colonia Genetiva Urbanorum Urso o “lex Ursonensis (s. I a. C), encontradas en 1870 y 1874; y el toro de Osuna (s. III a. C.). Antes de irse a comer, no deje Vd. de darse un paseo por las calles del alrededor, sobre todo la de San Pedro, donde podrá visualizar casas y palacetes de portadas barrocas, aunque se desilusione un poco al ver el estado de dejadez y abandono en que se encuentran.

La mañana resulta muy completa. Hay que reponer fuerzas para reiniciar la tarde con la visita a la Colegiata. Fundada en 1535 por don Juan Téllez de Girón, IV conde de Ureña, que consigue del Papa Paulo II que la que ya era la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción fuese al mismo tiempo Colegiata.

El templo está construido con los sillares amarillentos de las cercanas canteras. Su exterior es sobrio, con pocas licencias decorativas. La sobria y plateresca puerta principal está centrada por los cuatro contrafuertes que se alzan a la altura de la fachada. El interior, es de planta rectangular con tres naves y nueve capillas. Los fuertes y altos pilares que separan las naves son de distinta piedra de la de los sillares de los muros. El altar es barroco, s. XVIII.

En la cabecera del templo y a la derecha del altar, la Capilla del Sagrario: De estilo gótico; con escudos de los Téllez – Girón en las pechinas, y la Expiración de Cristo, de Ribera.

Saliendo, a la derecha, la pequeña capilla de la Inmaculada cuyo principal ornato es el Cristo de la Misericordia, de tamaño académico, obra de Juan de Mesa, 1623. En sus paredes laterales dos relieves: a la izquierda, la Flagelación y en la derecha, La oración en el Huerto.

A continuación, la sacristía de magnífico artesonado y decorada con azulejos de Triana. En sus paredes: un San Jerónimo y el Martirio de San Bartolomé, ambos de Ribera1, y varias tablas de la escuela flamenca. Además: una Virgen con Niño, un calvario de alabastro, un cáliz de Pedro de Ribadeo (Valladolid) con escenas de la vida de Cristo en su pie, cruces procesionales, casullas, un armario de madera con puertas labradas,...

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Y desde la sacristía, por una empinada y estrecha escalera, bajamos a una pequeña iglesia, como en miniatura, de estilo plateresco. En su altar: una imagen en alabastro de Nuestra Señora de Trápani, traída desde Sicilia, y un relieve con numerosas figuras representando el entierro de Cristo.

Una planta más abajo, la cripta, llamada “El Escorial chico” al ser el enterramiento de muchos miembros de la Casa de Osuna, distribuidos por sus diversas salas.

En el camino hacia la calle, pasamos por el Patio del Panteón de los Duques de Osuna o Santo Sepulcro. Sobre columnas de piedra se alza el claustro con dos pisos. En el inferior, los arcos parecen sostenidos por columnas jónicas de inspiración plateresca. Restaurado en 2004 con un costo de 50 millones de pesetas.

A continuación, el cercano monasterio de la Encarnación, fundado en 1549 por el IV conde de Ureña como hospital de la Encarnación al servicio de la familia. En 1626, la Duquesa de Osuna, doña Isabel de Sandoval y Padilla se lo cede a la Orden Mercedaria de monjas de clausura que lo vienen ocupando hasta nuestros días.

Su iglesia es de una sola nave de estilo barroco. Lo que más llama la atención de este complejo religioso es el llamado Patio señorial, así llamado por ser el lugar donde las monjas de origen noble pasaban muchas horas del día, ora leyendo, ora paseando, ora tomando el sol,...Sus paredes están alicatadas con preciosos azulejos sevillanos de 1718. Así, en uno de sus lados vemos azulejos con alegorías de los cinco sentidos; en otro, hay escenas de caza y una representación de Sansón y Dalila; en un tercer lateral, se ven motivos relativos a la estaciones del año y sus trabajos, cosechas, costumbres, y fiestas, respetivas; y en el último, escenas de trabajos, ocupaciones y vida urbana propias de una ciudad del s. XVIII.

Antes de terminar esta visita, conviene pasarse por las dos salas – museo con objetos de arte sacro, por la sala del coro con numerosas imágenes de pequeño tamaño aportadas por las novicias de origen noble al ingresar en el convento y que ellas mimaban confeccionándole los vestidos que habrían de vestir en cada época litúrgica.

Arte e historia en Osuna.

1 A este último, los críticos lo comparan con “La lección de anatomía” de Rembrant.


Baldomero Alcaide

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